Tercera sesión del juicio por el homicio en el Bar Deportivo TT y otros delitos
«Me golpeó como a un saco de boxeo. Quedé destrozada, casi no lo cuento»
La hostelera del G-3 que fue asaltada en el garaje de su casa 2 días antes de morir Teodoro Tejedor, supuestamente por la misma banda, relata tras un biombo la paliza que le dieron
«Me golpeó como a un saco de boxeo. Quedé destrozada, casi no lo cuento»
La hostelera del G-3 que fue asaltada en el garaje de su casa 2 días antes de morir Teodoro Tejedor, supuestamente por la misma banda, relata tras un biombo la paliza que le dieron
Con un biombo de por medio, para evitar ver y sobre todo ser vista por sus presuntos agresores, relató a la Sala unos minutos que ha tratado de borrar de su mente. «No se puede vivir así», contestó a un abogado para justificar su desmemoria sobre muchos detalles. Olvidar le ha ayudado a salir adelante tras la noche en la que se sintió morir. La hostelera del G-3 agredida con una «violencia inusitada» y similar a la que, 2 días después, mató a Teodoro Tejedor, pensó literalmente: «La próxima hostia me quedo aquí, no lo cuento», según confesó durante la tercera jornada del juicio oral contra 4 sospechosos de varios delitos, entre ellos el asalto que ella sufrió el 19 de septiembre de 2006.R. llevaba siempre la misma rutina. Cerraba el bar a la 1.30 horas y se marchaba a casa en coche. Aquella madrugada, aparcó en su plaza de garaje y antes de llamar al ascensor, había recibido el primero de un sinfín de golpes. Procedentes de la planta inferior, salieron 2 sujetos con pasamontañas y guantes. «El primero me dio una hostia en el lado derecho de la cara, fuerte, porque fui directa al suelo. Se me puso encima y ya no me pude mover. Él me daba puñetazos y el otro patadas por detrás», explicó de manera entrecortada. Intentaron meterle algo compacto en la boca, no sabe si un trapo, y después ponerle una cinta de embalar pero no consiguieron amordazarla. Tampoco atarle las muñecas. Ni sabe cuántos golpes la dieron, ni cuánto tiempo tuvo encima, con las rodillas sobre sus brazos, a un sujeto musculoso -«un cachas de gimnasio»- y muy moreno. Vestía una camiseta negra con una franja blanca de Nike, idéntica a la que en un registro requisaron a Mariam B, el único de los 4 hombres del banquillo que está acusado por este delito. El otro «era más alto, con la tez más clara y quizás rubio», descripción que concuerda con Florin T., un amigo del anterior en busca y captura tras ser expulsado de España.Llegó un momento en que R. pensó que le iba a dar «un infarto» y así se lo dijo a sus agresores, que no hicieron ni caso. «Sangraba por la nariz, por la boca, casi no podía ni respirar. Estaba destrozada», apostilló. Un coche que llegó la salvó probablemente la vida, al precipitar la marcha de sus agresores. Entre las cosas que la quitaron, había un llavero de San Martín de Porres, regalo del párroco 8 años atrás y hallado en el piso de los sospechosos.Una policía que conocía de vista a la víctima y que aquel día atendió el aviso del 091 confirmó la magnitud de la paliza, que la tuvo ingresada 19 días, ya que no la reconoció. «Estaba deformada y le costaba muchísimo hablar. Fue muy brutal», concluyó. recogido de....www.diariodeburgos.es
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