IV Batalla de Gamonal recreación histórica de la guerra de la Independencia
El arrojo de unos pocos
La crisis reduce al centenar el número de recreadores que participan en la contienda que enfrentó a los burgaleses con las tropas de Napoleón el 10 de noviembre de 1808. El homenaje a los 2.000 caídos centró el acto matinal
Predominó el cuerpo a cuerpo.
La crisis y la visita del Papa comparten, además de la omnipresencia del dios al que representan, la causa en la reducción del número de recreadores que ayer participó en la IV Batalla de Gamonal. La palabra más repetida en los últimos años, que hay quien la utiliza como excusa para escasearse de responsabilidades, ha hecho mella en la representación de la guerra de guerrillas que el 10 de noviembre de 1808 enfrentó al pueblo de Gamonal con el ejército de Napoleón. Eso, y el hecho de que varias asociaciones de recreación histórica que participaron en ediciones anteriores se hayan quedado en sus ciudades como anfitriones de Benedicto XVI.
Por unos y por otros el hecho es que se redujo a más de la mitad el número de soldados y de gente del pueblo que ayer se tenían que ver las caras. En el acto matinal de homenaje a las víctimas que dejó la contienda y en la representación por la tarde de la lucha urbana en el pueblo antiguo participaron poco más de un centenar de personas. El pueblo, auténtico protagonista de la Batalla, estaba representado por una veintena de personas de la Asociación Cultural de Quintanapalla; en el lado de los franceses había soldados provenientes del País Vasco y Andalucía.
Fuese por el número y la condición de sentirse como en familia, por la confianza que da acudir varios años o porque les faltase cierto rodaje bélico, la cosa es que la representación de la Batalla de Gamonal fue ayer «cosa de niños», algo así como jugar a indios y a vaqueros pero con soldados y civiles del siglo XIX.
Entre montones de paja a modo de barricadas y los atronadores sonidos de cañones y fusiles, el combate dejaba muertos que revivían (¿pero al del trabuco no le habían matado?; pues a esa mujer es la tercera vez que la fusilan -comentaban detrás de las vallas), problemas logísticos de carga de fusil (la munición empezó a escasear a la media hora de contienda) y un buen rollo inusual entre combatientes.
Como en la guerra de Gila se pedían perdón antes de matarse, se morían primero y luego les fusilaban y dejaban para más tarde (para hoy en Fuente Prior, a las doce del mediodía y, por primera vez, con caballos) aquello de ensuciarse los uniformes, que hay que lucir bonito. Divertirse se divirtieron, que en una guerra no todo van a ser llantos.
Con un presupuesto de 25.000 euros, 10.000 menos que el año pasado, la Asociación de Comerciantes Zona G reivindicó la lucha que tuvo lugar en el paraje situado entre Villafría y la entrada a Gamonal. El pueblo se unió a las tropas del conde de Belveder para frenar al ejército de Napoleón en un combate que acabó con la derrota de las tropas españolas y la muerte de 2.000 personas.
Frente a la iglesia de La Real y Antigua de Gamonal tuvo lugar por la mañana el homenaje a los caídos. Una corona y varias salvas recordaron el lado más crudo de la contienda. En el acto hubo representación de los comerciantes, del barrio de Gamonal, del Ayuntamiento de Burgos, la Junta de Castilla y León, la subdelegación del Gobierno y el Ejército.diario de burgos
El arrojo de unos pocos
La crisis reduce al centenar el número de recreadores que participan en la contienda que enfrentó a los burgaleses con las tropas de Napoleón el 10 de noviembre de 1808. El homenaje a los 2.000 caídos centró el acto matinal
Predominó el cuerpo a cuerpo.
La crisis y la visita del Papa comparten, además de la omnipresencia del dios al que representan, la causa en la reducción del número de recreadores que ayer participó en la IV Batalla de Gamonal. La palabra más repetida en los últimos años, que hay quien la utiliza como excusa para escasearse de responsabilidades, ha hecho mella en la representación de la guerra de guerrillas que el 10 de noviembre de 1808 enfrentó al pueblo de Gamonal con el ejército de Napoleón. Eso, y el hecho de que varias asociaciones de recreación histórica que participaron en ediciones anteriores se hayan quedado en sus ciudades como anfitriones de Benedicto XVI.
Por unos y por otros el hecho es que se redujo a más de la mitad el número de soldados y de gente del pueblo que ayer se tenían que ver las caras. En el acto matinal de homenaje a las víctimas que dejó la contienda y en la representación por la tarde de la lucha urbana en el pueblo antiguo participaron poco más de un centenar de personas. El pueblo, auténtico protagonista de la Batalla, estaba representado por una veintena de personas de la Asociación Cultural de Quintanapalla; en el lado de los franceses había soldados provenientes del País Vasco y Andalucía.
Fuese por el número y la condición de sentirse como en familia, por la confianza que da acudir varios años o porque les faltase cierto rodaje bélico, la cosa es que la representación de la Batalla de Gamonal fue ayer «cosa de niños», algo así como jugar a indios y a vaqueros pero con soldados y civiles del siglo XIX.
Entre montones de paja a modo de barricadas y los atronadores sonidos de cañones y fusiles, el combate dejaba muertos que revivían (¿pero al del trabuco no le habían matado?; pues a esa mujer es la tercera vez que la fusilan -comentaban detrás de las vallas), problemas logísticos de carga de fusil (la munición empezó a escasear a la media hora de contienda) y un buen rollo inusual entre combatientes.
Como en la guerra de Gila se pedían perdón antes de matarse, se morían primero y luego les fusilaban y dejaban para más tarde (para hoy en Fuente Prior, a las doce del mediodía y, por primera vez, con caballos) aquello de ensuciarse los uniformes, que hay que lucir bonito. Divertirse se divirtieron, que en una guerra no todo van a ser llantos.
Con un presupuesto de 25.000 euros, 10.000 menos que el año pasado, la Asociación de Comerciantes Zona G reivindicó la lucha que tuvo lugar en el paraje situado entre Villafría y la entrada a Gamonal. El pueblo se unió a las tropas del conde de Belveder para frenar al ejército de Napoleón en un combate que acabó con la derrota de las tropas españolas y la muerte de 2.000 personas.
Frente a la iglesia de La Real y Antigua de Gamonal tuvo lugar por la mañana el homenaje a los caídos. Una corona y varias salvas recordaron el lado más crudo de la contienda. En el acto hubo representación de los comerciantes, del barrio de Gamonal, del Ayuntamiento de Burgos, la Junta de Castilla y León, la subdelegación del Gobierno y el Ejército.diario de burgos
Comentarios