El Ayuntamiento investiga los sótanos ilegales detectados debajo de Juan XXIII
Á.M / Burgos - martes, 19 de marzo de 2013 db
Preocupación. El proyecto del bulevar de Gamonal ha puesto de relieve que existen construcciones bajo cota cero que no formaron parte de la construcción original. No se conoce su impacto real
En el año 1960, la prioridad de la Entidad Compañía de Edificaciones Sociales (Edissa), que había adquirido el compromiso de levantar una barriada con no menos de 1.000 viviendas en el flanco Norte de la carretera de Vitoria, no pasaba por levantar edificios dotados de garajes subterráneos o cualquier suerte de sótano. No porque el objeto era proveer de techos a las familias y el objetivo cumplir lo prometido, que no costó poco.
Pero Edissa sí logró levantar, exactamente, 1.000 viviendas. A los que peinan canas les sonará la historia, para el resto de los mortales hablamos de la barriada Juan XXIII. La cuestión es que la compañía edificó bien y ahí está el resultado: medio siglo después la barriada no tiene más achaques que los que pudiera tener cualquier otra con medio siglo de historia (en diciembre de 2014 se cumplirán 50 años de la entrega de los seis primeros bloques).
Pasó el tiempo, el barrio creció exponencialmente y, lo que antaño fue una era en los límites del Burgos que apenas unos años antes había logrado la anexión de Gamonal, se convirtió en una de las zonas ‘cero’ del distrito. Al desarrollo residencial le siguió el comercial, que como es menester fue ocupando los bajos de los edificios, aunque de inicio no fueron pensados para albergar el comercio que habría de cubrir la demanda de todo un nuevo barrio.
Lo que allí había eran las porterías. Esos inmuebles pertenecían a la comunidad de vecinos y cada bloque fue vendiéndolas (quedan algunas, pero son la excepción) a comerciantes y hosteleros. Y así pasó más tiempo y el comercio, cualquier que fuera su objeto, fue realizando algunas obras para adaptarse. La cuestión es si esas obras, o al menos algunas de ellas, se hicieron conforme a la norma y no se han convertido, con el paso de los años, en un problema que ahora se analiza en dependencias municipales.
hacia abajo. Está acreditado que hay locales a los que les han ‘surgido’ sótanos, y no son pocos. Sí, sótanos que no existían en los planos que dibujaron los arquitectos que diseñaron la barriada y que, por tanto, no se construyeron conforme a proyecto. Algunos de ellos, además, tiene actividad abierta al público, por lo que su existencia no constituye secreto alguno. Y menos entre los vecinos.
Sin embargo, en el Ayuntamiento no tienen constancia de que esas obras, que ahora se investigan a nivel interno mientras se decide qué postura tomar al respecto y se recopila toda la información posible, si es que la hay, se ejecutaran con la licencia y el proyecto oportuno. En ese caso, existiría una planimetría y se podría calcular qué es exactamente lo que hay en el subsuelo de Juan XXIII.
La cuestión es que hay técnicos municipales que ya se han interesado por el asunto y, hasta la fecha, no han conseguido encontrar nada que legitime la construcción de esas estancias. Así, ni en Fomento ni en Licencias localizan documentación al respecto, y empiezan a temer que no la hay.
Esa presunción viene ratificada tras un simple ‘sondeo’ de opinión en el barrio, en el que el asunto nunca ha constituido un secreto e incluso ha generado algún que otro ‘roce’ entre los vecinos que se han visto ‘resucitados’ en las últimas semanas como consecuencia de las muchas jornadas informativas que se han desarrollado sobre el proyecto del bulevar de la calle Vitoria.
incógnitas. Porque sí, ha sido este proyecto el que, a la postre, ha metido en dependencias municipales la problemática de desconocer qué hay bajo los edificios de Juan XXIII. ¿Hay muchos sótanos? ¿Hay pocos? ¿Están alineados con la huella del edificio o van más allá? ¿Quién y cuándo los construyó? ¿Se afectó algún cimiento? Demasiadas preguntas, y muy serias, como para dejarlas sin respuesta.
«No se puede entrar en una propiedad privada así como así; por el momento se está tratando de recopilar información antes de tomar una decisión sobre la forma de proceder», señalan fuentes municipales que reconocen la existencia de un problema potencial.
Algunos residentes en la zona, por su parte, hablan de que hasta el 80% de los bajos comerciales podrían tener un sótano ilegal, y recuerdan que hay comunidades que ya tuvieron que asumir derramas muy importantes para consolidar los bloques.
Por el momento, la primera decisión que se ha tomado ha sido la de modificar el anteproyecto del bulevar de la calle Vitoria para que una rampa de acceso al párking subterráneo previsto bajo la calle Vitoria que estaba dibujada en la zona que más ‘afectada’ se haga en otro lugar. Se trata de evitar problemas si se diera el caso de que el impacto de los sótanos fuera importante.
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