En la Noche de Reyes, la noche más mágica del año, es cuando los mayores nos contagiamos de la ilusión de los más pequeños. ¡Y cómo no hacerlo! Con los ojos brillantes y unas caras de felicidad que no se pueden describir con palabras, los niños burgaleses han dado la bienvenida a Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente. Peces voladores, flamencos gigantes, caballitos de mar, gallinas exóticas, caballos mágicos… El mundo animal ha sido la temática escogida para una Cabalgata con la que Melchor, Gaspar y Baltasar ponían el punto y final a un largo viaje, aunque aún les quedaba el trabajo más difícil: entregar todos los regalos que los niños buenos les han pedido.
No les ha importado ni el frío (pues iban muy bien abrigados), ni la espera (porque los Reyes se han hecho esperar, y eso que estaban ya desde esta mañana en la ciudad), ni tener que estar de pie (aunque muchos se han sentado en el suelo o han acabado en brazos de sus padres). Cientos de peques se han colocado en primera fila, con sus bolsas para los caramelos preparadas, y emocionados por ver de cerca a los Magos de Oriente. Aplausos, gritos y mucha ilusión han acompañado a la comitiva desde la Avenida Eladio Perlado hasta la Plaza del Cid, en un recorrido de casi dos horas.BURGOSCONECTA.
Muchos regalos… y carbón
Sus Majestades venían cargados de regalos, tanto es así que no han tenido bastante con sus tres carrozas, más las que traían sus Pajes y Emisarios, que han tenido que echar mano de los coches de Bomberos, las furgonetas de la Policía Local y hasta del Tren Turístico. Eso quiere decir que los niños de Burgos han sido muy buenos… Aunque los Reyes tampoco se han olvidado del carbón, y cerrando el desfile han estado los duendes carboneros de ‘Ronco Teatro’; un aviso para todos aquellos que no han sido obedientes, no han estudiado y se han portado mal con sus hermanos y amigos.
Como manda la tradición, el chamberlán ha ejercido de maestro de ceremonias y ha sido el encargado de amenizar la espera en la Plaza del Cid, recordando a los más pequeños sus obligaciones para esta noche: dejar los zapatos limpios bajo el árbol o junto a las ventanas, acostarse temprano y dormir profundamente hasta la mañana. De lo contrario, los Reyes no dejarán los regalos en casa. Además, con la ayuda del público, el chamberlán ha guiado la Cabalgata hasta el Cid, no fuera a ser que en el último momento se despistasen y acabasen en otra ciudad.
Animaladas
Escoltados por Policía Local, Bomberos y Protección Civil, los Reyes han realizado su recorrido por las calles de la ciudad. Música, danzas tradicionales, batucada y espectáculos de calle les han acompañado en todo momento. Melchor llegaba precedido por los flamencos gigantes de los franceses ‘Remue Menage’, mientras que a Gaspar le acompañaban los peces voladores de ‘Aerosculpture’, y Baltasar venía de la mano de los caballos mágicos de ‘Quidams’. La representación francesa se completaba con ‘Les piafs’, de ‘La chaise á porteux’.
La Cabalgata 2015 ha contado, además de con las habituales carrozas de Sus Majestades y los Pajes (elaboradas por la Asociación de Artistas Plásticos de Gamonal), con las carrozas que las peñas ‘Real y Antigua’ y ‘Colón’ realizaron para los Sampedros: ‘La magia del circo’ y ‘Nos vamos a la luna’. También se han unido a la fiesta las “luciérmagas” de Bambalúa Teatro, que han colaborado con una minicarroza. En total, 700 personas han colaborado en un desfile lleno de magia, luz, color, música y… caramelos: 4.000 kilos, para ser exactos.
Un regalo para los papis
Mechor, Gaspar y Baltasar, tras ser recibidos por el alcalde de la ciudad, Javier Lacalle, se han postrado ante la Virgen María y el Niño Jesús. Le han entregado Oro, Incienso y Mirra, y a continuación, se han dirigido a los niños burgaleses desde el balcón del Teatro Principal. Les han recordado que tienen que acostarse pronto y dejar preparado algo de comer y de beber para lo camellos, que están agotados tras un largo viaje. “No ha sido un camino fácil”, ha reconocido Melchor, pero llegar a Burgos lo compensa todo, o como aseguraba Gaspar, “es el mejor momento”.
Tienen constancia de que “casi todos los niños han sido buenos”, incluso aunque no siempre “obedezcáis a todo lo que os piden vuestros padres u os peléis con vuestros hermanos”. Por eso traen las carrozas llenas de regalos, pero el mayor regalo que los peques pueden hacer a sus padres, les ha recordado Gaspar, es “ser obedientes, aplicados en los estudios y ayudar a vuestros hermanos”. Baltasar ha asegurado que traen todo tipo de presentes, incluso aquellos destinados a despertar la inquietud por el conocimiento, puesto que como astrónomos son hombres de ciencia.
Y ahora, todos a la cama. Dulces sueños.
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