La otra contrarreloj de Campofrío
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La multinacional y La Vuelta invitan a 30 trabajadores a hacer el recorrido de la etapa • El campeón del Tour Pedro Delgado les sorprendió acompañándoles durante la jornada
Hay que ver cómo les ha cambiado la cara a los trabajadores de Campofrío. Si hace 10 meses, cuando la fábrica de La Bureba se desmoronaba pasto de las llamas, todo eran miedos y pesimismo, ahora sus caras son la expresión de la felicidad y de la ilusión. Ayer la multinacional, en colaboración con la organización de la Vuelta Ciclista a España, les había reservado una sorpresa a una treintena de sus empleados. Emularían el recorrido de la contrarreloj que se celebró después en la capital y lo harían acompañados del campeón del Tour de Francia y ahora comentarista de la competición para Televisión Española, Pedro Delgado.
El afamado deportista recordaba a las puertas del lugar donde se está empezando a construir La Nueva Bureba que, «como un español más, viví con auténtico sopor que una fábrica tan grande en llamas no se apagara». Y se puso en la piel de los empleados al comprender que, en momentos así, «todos podemos tener una duda. Pero ver que esto es verdad, que lo que se dijo se está cumpliendo, es de mucha satisfacción. No quería perder la ocasión de acompañar a estas familias que necesitan un golpe de moral».
No dudó Perico en dar unos consejos a unos compañeros de pelotón perfectamente uniformados con maillots de la multinacional. Estos, entre bromas, le arengaban para que hubiera ritmo en el pelotón y le agradecían con un aplauso el gesto de acompañarles. Los trabajadores estaban encantados y algunos confesaban haberse entrenado para la ocasión.
Con las obras de fondo, el pelotón partía y recorría 5 kilómetros por la ciudad hasta llegar al lugar de salida de la etapa, el Complejo de la Evolución Humana. Objetivo de las miradas del numeroso público que se había agolpado en el lugar, los trabajadores saludaban a su paso a viejas glorias del ciclismo español como Laudelino Cubino o Santi Blanco. Perico hacía gala de su paciencia y en apenas unos minutos firmaba decenas de autógrafos y se hacía otras tantas fotografías.
Fue iniciarse el recorrido y el ritmo que pusieron algunos de los trabajadores, dentro de que son aficionados, era ya otra historia. Al menos para el redactor de este periódico que les acompañó sobre la bici hasta que su más que mejorable forma física le obligó a echar el pie en el asfalto.
Se hizo una selección natural en la que cada uno impuso su ritmo y hubo quien se quedó con las ganas de pegarle un acelerón más. Los primeros se quedaron esperando al resto hasta en dos ocasiones. Lo tenían muy claro. Habían ido a disfrutar, querían llegar todos juntos y se comportaban como una piña.
Cuando llegaron a la Catedral eran todo sonrisas. «Me ha encantado. Llevo muchos años en Campofrío y nunca había sentido una experiencia como esta. Lo hemos pasado muy bien. Ha sido especial salir de la planta porque, aunque a veces sientes tristeza, también da mucha alegría ver que todo tira para adelante, afirmaba Mari Mar, una de las tres chicas que participaron en la crono.
Ismael Martínez definió el día como una «experiencia muy bonita por haber podido compartir con los compañeros una jornada de bicicleta porque ha sido un homenaje a la planta antigua que se nos incendió y que dentro de poco empezará a reconstruirse. Estamos todos animados y esto nos sirve para seguir haciendo equipo».
Juan Frías, también trabajador de La Bureba (ahora reubicado en Ólvega, Soria), hablaba de una jornada «excepcional. Todo, el ambiente, vivir un día de la vuelta ciclista... Es maravilloso esto».
Ahora a Campofrío le toca superar otra contrarreloj. La de conseguir, después de que el próximo miércoles se coloque la primera piedra, que la nueva planta esté terminada antes de que finalice 2016.
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