Nuevos en Las Candelas
El arzobispo se estrenó y hasta se llevó un aplauso en misa • 45 bebés fueron bendecidos en la Real y Antigua DB
Si algo diferencia a Gamonal de casi todos los demás barrios es lo arraigado que está el concepto de pertenencia entre sus vecinos. Una particularidad que explica que participen con tanto entusiasmo de tradiciones como la Misa de la Luz, el primer acto del día grande de las fiestas de las Candelas y que tiene como protagonistas a los niños nacidos a lo largo del año anterior. Ayer, concretamente, fueron 45 los bebés bendecidos en la Real y Antigua, durante la eucaristía que recuerda el momento en el que María llevó a Jesús al templo y participaron por primera vez en las fiestas.
Con tantos menores de un año juntos en una iglesia es fácil suponer que hubo cierto caos: lloros, correteos, nervios de las abuelas y/o abuelos responsables de acercarlos a la pila bautismal y besarla... El vicario parroquial de la Real y Antigua, Alfredo Pérez, contaba con ello y tranquilizó al personal afirmando que «da más gloria a Dios el llanto de un niño que lo que el orador pueda decir».
Así, condujo sin sobresaltos la eucaristía en la que se renuevan las promesas del bautismo y fue explicando cada uno de los pasos para quiénes asistían por primera vez: primero la bendición de los bebés, después el encendido de las velas que recuerdan que son cristianos -«luz de luz»- y, por último, el ofertorio, cuando se coge a los niños en alto para presentarlos ante Dios, «como hizo María».
Tras la Misa de la Luz el gentío se trasladó unos metros hacia la sede de la Policía Local y antiguo Ayuntamiento, donde se recibió a las autoridades y se partió de nuevo hacia la Real y Antigua para asistir a la misa solemne, la primera oficiada por el arzobispo, Fidel Herráez. «Me encanta unirme a esta celebración, me alegra mucho y no lo digo por regarles el oído», afirmó al comienzo de una breve y distendida homilía en la que el abulense criado en Madrid conectó tanto con los feligreses que hasta se llevó un aplauso al final de su intervención. «Llevo dos meses y poco y ya vivo como burgalés. He cambiado mi documentación y me siento a gusto siendo burgalés como ustedes», aseguró tan tranquilo mientras le ovacionaban.
Por último, llegó el momento más esperado para muchos: la entrega del Tito de Oro de la Cofradía de San Antón al subinspector de la Policía Local Juan José García, Gaitu. «No se me ocurre mejor forma de dar las gracias que renovando mi compromiso personal y profesional con mi barrio: Gamonal», declaró mientras sostenía la placa que le entregaba Herráez tras las pertinentes aclaraciones del párroco, Domiciano Juarranz. Es lo que tiene la novedad
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