«Esta calle está estigmatizada y la marca de lo que pasó aquí se ha extendido al barrio entero». El presidente de la Asociación de Comerciantes de Gamonal (Zona G), David Ruiz, cree que la violencia desatada en enero de 2014 para abortar por la fuerza la conversión de la calle Vitoria en un bulevar ha pasado una cara factura al distrito que otrora registrara algunas de las operaciones de alquiler y venta de locales más caras de la ciudad. Ahora hay para elegir.
Otras realidades también influyen, y mucho, en la caída de persianas. El comercio online está haciendo polvo a todo el sector y el envejecimiento de Gamonal es un hecho incontestable, pero en Zona G están convencidos de que los disturbios de hace un lustro le dieron la extremaunción a una zona comercial que ve cómo su principal competidor, el centro, vive un ‘revival’ en el que se vuelven a pagar cantidades muy respetables por los locales a pie de calle.
Zona G escribió el miércoles al nuevo alcalde, Daniel de la Rosa, para mostrar el respaldo pleno de la asociación «al bulevar de la calle Vitoria y a todas las inversiones que se hagan en Gamonal». «Le hemos dicho que estaremos encantados de colaborar en lo que sea necesario. Además, ahora que lo primero que han hecho en el Ayuntamiento es subirse el sueldo, está claro que ya nadie hablará de problemas de dinero», envida Ruiz, por si hay alguien ahí.
La carta ha sido la reacción a las palabras del regidor publicadas el martes por este periódico. A saber, que quiere una ‘calle Vitoria comercial’, aceras más anchas -lo que se traduce en que solo haya dos carriles-, menos aparcamiento en superficie... En definitiva, lo que se pretendía hacer en 2014 pero con dos excepciones. La primera no es relevante a efectos municipales, puesto que se trata de eliminar el aparcamiento subterráneo de 254 plazas que estaba previsto hacer. No lo es porque lo pagaban y gestionarían a riesgo y ventura las dos empresa privadas que se adjudicaron la obra, que era una empresa del grupo Arranz Acinas y Copsa. La aportación municipal era de cero euros.
La segunda tiene algo más de miga, pero tampoco es un elemento crítico. Se trata del carril bici, que el proyecto situaba en el centro del bulevar. Eso no es gratuito y obedecía a patrones que se están desarrollando en Europa. A saber, evitar la convivencia de bicicletas y peatones en los mismos espacios, blindar más a los ciclistas de los coches (funcionaría como una mediana) y no interrumpir los itinerarios de carga y descarga. En cualquier caso, a De la Rosa no parece gustarle. El resto es exactamente lo defendido y aprobado en 2014, motivo por el que el PSOE, ahora, no descarta la posibilidad de emplear aquel proyecto introduciendo los cambios reseñados. Eso, claro, siempre que la oposición lo apruebe.
Porque esa es otra. ¿Cómo va a digerir el PP que el PSOE desarrolle un proyecto contra el que los socialistas se manifestaron sin ambages? En un momento en el que el PP parece ser el director de orquesta de lo que hacen y dicen tanto Cs como VOX, es delicado. «Tendría narices que ahora el PP diga que no, pero en ese juego infinito de nuestros políticos por colocarse en un lugar u otro dependiendo de si gobiernan o no, que es lo que ha hecho el PSOE, cualquier cosa puede pasar», añade Ruiz, que por cierto cree que «lo lógico es que utilicen aquel proyecto que, por mucho que se dijera entonces, sí estaba negociado y consensuado; los ciudadanos están hartos, y con razón, de pagar proyectos y estudios para nada».
persianas caídas. Los comerciantes del distrito están «convencidos» de que la obra del bulevar invertiría la situación. «La gente busca un lugar que le resulte cómodo, al que pueda acceder con facilidad y que ofrezca una estética contemporánea. Aquí tenemos una travesía», continúan. Ensanchar aceras y crear zonas verdes, además de reponer todo el mobiliario urbano, podría provocar un despegue del sector de la hostelería que paliara el momento que vive el comercio.
En ese sentido, recuerdan a De la Rosa que «es fundamental que haya aparcamiento en rotación». Ese es otro punto de desencuentro, porque el PSOE está empecinado en hacer un subterráneo en la calle María Amigo (antes Pedro Alfaro), un lugar del que Zona G recela. «No está en la zona comercial y, además, allí hay muchos bloques que sí tienen garaje». Sí respaldan otra de las medidas anunciadas por el PSOE: vallar e implantar vigilancia 24 horas en el ‘disuasorio’ de las Torres para incrementar su uso.
Mientras nada de eso suceda, el efecto dominó de escaparates de metal no se detiene. En un recuento hecho a pie de calle esta misma semana, el tramo de bulevar que se iba a ejecutar en 2014 (desde el cruce con Santa Bárbara hasta la antigua sede de Policía Local) acumula ya 38 locales comerciales cerrados, a los que hay que sumar otros 22 en el tramo, también diseñado pero pospuesto por falta de presupuesto, hasta la intersección con Juan Ramón Jiménez. Todo sin contar las calles adyacentes, o las manzanas de Juan XXIII, convertidas a un auténtico desierto comercial.DB, domingo.
Comentarios