Antes de que el coronavirus llegase a nuestras vidas, en la ciudad de Burgos el tema estrella era la entrada en vigor de la nueva ordenanza de movilidad, una normativa que no terminaba de convencer a todo el mundo, especialmente a los ciclistas. Casi sin tiempo para ponerla en práctica, se decretó el estado de alarma. El alcalde, Daniel de la Rosa, aseguró ayer que el objetivo del Ayuntamiento una vez que comience la desescalada es que el tránsito en la ciudad sea más sostenible, con preferencia para la bicicleta y el peatón. De ahí que ya esté barajando diferentes alternativas en este sentido y también para asegurar el distanciamiento entre las personas. Más espacio en las calzadas y las aceras de un único sentido son los dos puntos de partida.
«Queremos seguir invirtiendo en la salud de nuestros ciudadanos más allá de las medidas que ya estamos adoptando, por eso seguimos insistiendo en los objetivos de desarrollo sostenible que aparecen en la Agenda 2030», expuso el primer edil, quien avisó de que «no porque haya una pandemia debemos renunciar a ello». Por este motivo, iniciará esta misma semana una serie de encuentros con los colectivos Burgos con Bici y Andando Burgos para establecer un protocolo de mejora de la movilidad en la ciudad en clave de sostenibilidad.
Esto se va a traducir en la habilitación de diferentes espacios de la calzada para el uso tanto de peatones como de ciclistas, cuestiones que, bien es cierto, ya habían puesto sobre el tapete los colectivos a lo largo de estos últimos días y que también están estudiando otras ciudades españolas. En Burgos, la cuestión va a ser cómo encajar todas estas ideas sin que afecten a la nueva Ordenanza, algo que, según opinó De la Rosa, es una «oportunidad que nos brinda esta crisis para seguir mejorando».DIARIO DE BURGOS.
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