La entrada de la capital burgalesa en la fase 1 de la desescalada dejó en la jornada de ayer imágenes que no se veían desde hace más de dos meses. Una de las más llamativas es sin duda la de los burgaleses que ya han acudido a las terrazas de bares y restaurantes a disfrutar de una taza de café a lo largo de la mañana o de una caña fresquita. En el barrio de G-3, algunos locales subían la persiana «con muchas ganas de volver a la rutina y de ver a nuestros clientes de nuevo».
El trasiego de clientes ha sido constante. «Teníamos muchas ganas de poder tomar un café con las amigas y sentarnos a charlar un ratito de nuestras cosas», comenta Marta, quien explica que después del café aprovechará «para hacer la compra de la semana». Las tres amigas coinciden en que estos pequeños gestos de normalidad «mejoran el ánimo» y «ayudan a sobrellevar la situación de otra manera».EL CORREO DE BURGOS.
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