La economía
de cerca de un centenar de familias de feriantes, muchas con residencia en
Burgos y otras en ciudades cercanas, se ha visto muy resentida como
consecuencia del estado de alarma. Tuvieron que desmontar sus atracciones ya
instaladas en la Feria de San José y no vendrán en San Pedro, tras la
suspensión de la fiestas anunciada por el Ayuntamiento. También ven complicado
poder estar en agosto cuando se ha anunciado la realización de unos días de
celebración al tener otros compromisos en el calendario.
«La
situación es muy mala para los feriantes. Vamos a ser de los últimos en
arrancar. Los ayuntamientos están tomando decisiones muy adelantadas de
suspender fiestas. Burgos lo anunció hace un mes. Entiendo que los
ayuntamientos tienen que salvaguardarse pero nosotros no podemos realizar
nuestra actividad y no sabemos cuando podremos arrancar», resume José Miguel
Martín, uno de los habituales de los sampedros y que cuenta con coches de
choques para menores y adultos.
Algunos
pudieron instalarse en Carnavales pero ya en San José no trabajaron por el
estado de alarma y confiaban volver a montar sus atracciones en San Pedro pero
no será así. «Cuando nos anunciaron que se suspendían las fiestas no pegó un
bajón», aseguró.
Y
es que no solo en Burgos se han suspendido las celebraciones. Palencia ha
cancelado la feria de mayo y Aguilar de Campoo las de San Juan y San Pedro.
«Vamos de mes en mes. Las perspectivas que tenemos son arrancar en agosto, que
no sabemos si podremos, y ya solo nos quedaría septiembre y octubre, que es
cuando cerramos el año».
Confían
en que fiestas como las de Bilbao o Vitoria se desarrollen, así como las de
Santander cuyos ayuntamientos todavía no se han pronunciado. «Dependerá de si
la situación sanitaria va por el buen camino. Cada día que pasa nos vamos
hundiendo un poco más pero no perdemos la esperanza; igual en septiembre o
octubre podremos recuperarnos un poco». DB
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