El año que viene, estoy seguro, regresaremos a este parque con más ilusión
y con más ganas que nunca». Con esta palabras, frente al parque de El
Parral completamente cerrado por seguridad sanitaria, se dirigía Daniel
de la Rosa a la ciudadanía para reiterar su llamamiento a la «responsabilidad
solidaria» al no poderse celebrar la fiesta del Curpillos.
La «petición expresa» del alcalde a través de las redes sociales se centró
especialmente en los más jóvenes porque cualquier botellón multitudinario
conlleva sus riesgos, sobre todo entre «aquellos que son más vulnerables». Por
este motivo, la Policía Local se encargó ayer de vigilar
durante toda la jornada los accesos al recinto. Y aunque algún que
otro despistado se acercó hasta los agentes para preguntar si se podía entrar,
el dispositivo conjunto con la Policía Nacional se desarrolló,
salvo intervenciones aisladas, «sin incidentes», tal y como
confirmaba la concejala de Seguridad Ciudadana, Blanca Carpintero.
Aprovechando el buen tiempo, muchas familias se desplazaron hasta Fuentes
Blancas en bici. También se juntaron varias cuadrillas para comer al
aire libre, aunque apenas se veían indicios de botellón. «Está muy
tranquilo», reconocía un voluntario de Protección Civil mientras
atendía a un joven por un golpe de calor. Para su sorpresa, el pulmón verde de
la ciudad no se había convertido en el principal punto de afluencia. De hecho,
lo que se veía era «como un domingo de verano cualquiera», de ahí
que casi diese por descartada la posibilidad de habilitar un dispositivo «más
contundente» por la tarde. EL CORREO DE BURGOS
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