Desde el año 2018 la Policía Nacional dispone de una herramienta casi infalible a la hora de detectar denuncias falsas. Se trata de Veripol, un programa informático predictivo capaz de verificar si un ciudadano ha dicho la verdad «tan solo con el análisis de las expresiones y términos utilizados en el relato de los hechos», explica el inspector Alfonso Rodríguez, jefe del Grupo II de la Brigada de Policía Judicial.
La alarma salta en el sistema cuando aprecia que la denuncia incluye frases y palabras que están presentes en «la base de datos de términos sospechosos de la que se nutre Veripol». A la creación de ese registro, por cierto, contribuyó en gran medida la Comisaría de Burgos, pionera en el análisis de denuncias y en el diseño de técnicas de interrogatorio para preparar a los agentes. «Burgos aportó mucha información para el desarrollo de esta herramienta», subraya Rodríguez.
El sometimiento de las denuncias al escrutinio de este instrumento, basado en un modelo matemático, «en algoritmos», predice con un porcentaje de éxito del 90% si son falsas, frente al 75% de fiabilidad del análisis ‘humano’. Con todo, tras pasar por el Veripol, los policías deben seguir el procedimiento de interrogar al presunto delincuente para seguir obteniendo indicios de su posible culpabilidad.
«La máquina no te dice si está mintiendo o no, solo las probabilidades de que sea así», incide el inspector. Entre las expresiones que activan la alarma de esta herramienta hay algunas clásicas como «encapuchados, empuñaron una navaja, me cogieron por la espalda y un largo etcétera».
Veripol no sustituye la pericia del policía, porque hay variables que no puede analizar. Por ejemplo, el hecho de que un denunciante ponga excusas para acudir a Comisaría a dar explicaciones «ya es prueba de que algo raro sucede»DB
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