La programación de los centros cívicos entre octubre y enero se verá condicionada por el «escenario cambiante» del Covid-19. El objetivo, de entrada, es «avanzar hacia la normalización de la vida cotidiana sin olvidar las medidas preventivas que hay que establecer en esta situación epidemiológica». Así pues, el Ayuntamiento da luz verde al desarrollo de actividades bajo un estricto cumplimiento de los protocolos preventivos, la limitación de aforos al 50% e incluso menos y la supresión de actividades de intensidad media o alta. En base a este contexto de latente crisis sanitaria, solo se ofertarán 7.500 plazas y las horas de los cursos se reducirán ligeramente para garantizar la limpieza y desinfección de las aulas.
Según avanzaba ayer la concejala de Servicios Sociales, Sonia Rodríguez, la programación otoñal de los cívicos también contempla la ampliación de las actividades al aire libre y de los cursos online. También se mantendrán abiertas las salas de encuentro, aunque no se permitirá jugar a las cartas y tampoco se podrá leer la prensa en papel sino a través de una tablet. Por otro lado, se efectuará un «control de asistencia» para «rastrear» posibles contagios y poder llevar a cabo un seguimiento efectivo en caso de detectarse casos positivos.
Rodríguez cree que la reanudación de actividades permitirá «paliar los efectos negativos del confinamiento, recuperar la socialización y mejorar la salud de los burgaleses»
La propuesta del equipo de Gobierno, aprobada ayer en el Consejo de Administración de Servicios Sociales, fue duramente criticada por Vox. Para el portavoz de la formación, Ángel Martín, el Ayuntamiento debería establecer desde ya un plan de contingencia en los cívicos para «suplir lo que pueda ocurrir». Precisamente, su grupo defenderá una moción en el próximo pleno encaminada en esa dirección. Y aunque no quiso avanzar demasiado sobre el contenido de la misma, dejó caer que estos centros resultarían de gran utilidad para favorecer la «conciliación» si finalmente se decreta el cierre de colegios.
«Si tuviéramos un equipo de Gobierno con un mínimo de liderazgo, (el alcalde, Daniel de la Rosa) saldría a explicar a la población que durante este cuatrimestre se suspende la mayor parte de la programación de los centros cívicos», señaló Martín convencido de que «los burgaleses lo entenderían perfectamente». En su opinión, casi todas las actividades son «absolutamente prescindibles» y, además, los fondos destinados para su desarrollo «probablemente se van a echar en falta luego».
Sin embargo, la postura del equipo de Gobierno sobre los cívicos se basará en la «flexibilización» de acuerdo al avance o remisión de la pandemia. De entrada, Rodríguez considera «muy importante» la organización de actividades que ayuden a «paliar los efectos negativos del confinamiento, recuperar la socialización, muy importante en la vida emocional y psicológica, y en definitiva mejorar la salud de las ciudadanas y ciudadanos burgaleses». Por lo tanto, el Ejecutivo municipal no se cierra en banda a cualquier tipo de medida para hacer frente a las necesidades de la población si los rebrotes por coronavirus se multiplican durante los próximos meses.el correo de Burgos.
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