Una sensación de «vértigo» planea entre los equipos directores de institutos y colegios de la capital, acrecentada en las últimas semanas por los rebrotes y las nuevas medidas restrictivas. Se avecina una vuelta a la aulas que todos coinciden en calificar de «difícil y muy complicada», mientras conviven con la incertidumbre de cómo se desarrollará a partir del 9 de septiembre en segundo ciclo de Infantil y Primaria y desde el 14 en la ESO y Bachillerato. Todos los centros han tenido que remitir a la Junta un Plan de Inicio de Curso con las medidas adoptadas, que debe estar basado en el protocolo que la Consejería Educación publicó a principios de julio, un documento que sirve como guía de trabajo pero que, según reconocen, resulta en ocasiones imposible de cumplir por las limitaciones de espacio y por los propios contenidos curriculares, como la amplia optatividad y los distintos itinerarios que se dan en los niveles superiores de Secundaria.
En esta última etapa la complejidad es mayor en la ciudad, debido al volumen de alumnos existentes. Los institutos han habilitado todos los posibles accesos existentes en sus recintos, haciendo en algunos casos escalonadas las entradas y salidas por grupos cada 10 o 15 minutos y modificando los horarios. Procurarán que se usen lo menos posible las aulas específicas, como un laboratorio, aunque resultará «inevitable» compartirlas entre grupos, por lo que se extremará la desinfección de las mismas. Las medidas higiénico sanitarias están claras, con abundantes geles hidroalchólicos repartidos por todas las instalaciones educativas, a lo que se suma la obligatoriedad de llevar mascarilla, además de que se extiende la idea de que los estudiantes lleven un kit de limpieza como parte de su material.DB
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