Los vendedores ambulantes burgaleses aceptan con «resignación» la normativa que establece el límite de los puestos de los mercadillos y del aforo en un 50%. Esta medida supone la reducción a la mitad de los días que cada vendedor se puede instalar en el mercadillo cada mes, que pasan de 12 a 6.
Los vendedores son conscientes de la situación actual y de la necesidad de establecer nuevas normas de seguridad más duras, por lo que las asumen a pesar de las consecuencias económicas.
Sin embargo, demandan la apertura del mercadillo un día más a la semana. De esta forma, la mitad de los vendedores podrían instalarse un día y el resto hacerlo otro, con el objetivo de paliar las pérdidas. Rubén Gabarri, presidente de la Cooperativa de Vendedores Ambulantes, afirma que «la situación es penosa porque los ingresos se reducen a nada. Las pérdidas económicas son graves y hay miedo, pero hay que tener precaución».
Sin embargo, demandan la apertura del mercadillo un día más a la semana. De esta forma, la mitad de los vendedores podrían instalarse un día y el resto hacerlo otro, con el objetivo de paliar las pérdidas
En la misma línea se encuentra el presidente de la Asociación de Vendedores Ambulantes, Enrique Jiménez, que asegura que «las circunstancias son difíciles pero lo importante es que salgamos todos airosos y con salud».
Aunque los vendedores remarcan que la comunicación con el Ayuntamiento es buena y que se sienten escuchados, afirman que si se llevan a cabo alguna de sus propuestas el golpe sería menos doloroso. Otra de las alternativas que negocian con la concejala de Comercio, Dolores Ovejero, es la ampliación del mercadillo a otras zonas para que puedan instalarse el 75% o el 100% de los puestos y se mantenga la distancia de seguridad entre estos.
Otra opción es que se establezca el mercadillo en lugares más amplios, como el Parque de los Poetas, y que vendedores y clientes gocen de más espacio. «En el mercado de los domingos, el de la avenida Castilla y León, se guarda el metro y medio de distancia pero hay espacios que se pueden habilitar para que haya más espacio», declara Gabarri.
Otra opción es que se establezca el mercadillo en lugares más amplios, como el Parque de los Poetas, y que vendedores y clientes gocen de más espacio
El vendedor, que forma parte del mercado textil, asume que este no puede ser como antes: «Ahora en vez de venir la familia con los niños vine uno y compra lo necesario y se va. Es normal, todo el mundo sabe que el mercadillo es un sitio donde la gente se aglomeraba y eso es algo que no nos interesa ahora ni a nosotros ni a los clientes».
Por ello, consideran necesarias las medidas que proponen, ya que necesitan aumentar sus ingresos. «Somos la parte más desfavorecida de la sociedad, somos un colectivo con ciertas limitaciones y esta es nuestra única fuente de ingresos, por eso necesitamos que nos tengan en cuenta», afirma Jiménez.
Desde el mercadillo de las verduras y las frutas, instalado en el parking de las Torres, aseguran que la situación no es tan mala como esperaban y que las medidas tomadas les parecen correctas. Más allá de las pérdidas económicas, se quejan de los cambios que hay cada día a la hora de poner el puesto y que hay ocasiones en las que no se les da el espacio por el que pagan.
Respecto a las negociaciones que se están llevando a cabo con el Ayuntamiento, las organizaciones de vendedores ambulantes barajan diferentes zonas donde les gustaría establecer el mercadillo. Aunque internamente todavía no se ha decidido nada, la zona de detrás del aparcamiento del Alcampo se contempla como una buena opción.EL CORREO DE BURGOS
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