Tras realizar el seguimiento a los pacientes que estuvieron graves en la primera oleada provocada por la pandemia del Covid-19, las conclusiones en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) son esperanzadoras. «En la revisión realizada en los meses de junio, julio y agosto han recibido el alta definitiva el 75%. Al resto se les revisará en tres o cuatro meses», explica el responsable del servicio de Neumología, Adolfo Simón, quien calcula que en la segunda vuelta «habrá por lo menos un 15% más de altas definitivas». «Es un balance positivo», subraya agradecido especialmente a la labor de sus compañeras, Teresa Peña y Carmen Fernández, que se encargaron de realizar el protocolo de un seguimiento que se ha llevado a cabo con cinco médicos.
Se trata de pacientes que tuvieron cuadros graves de neumonía bilateral e insuficiencia respiratoria. «Muchos fueron tratados e incluso ventilados de forma no invasiva en plantas y otros fueron a UCI pero todos estuvieron graves», concreta.
Superado el trance, la pregunta es: ¿qué secuelas está dejando el covid-19 en este tipo de casos? Según el jefe de la unidad de Neumología del hospital Universitario de Burgos, destacan dificultades de cicatrización tras las intubaciones; dolores musculares, fatiga y ahogo al respirar. «No es una fatiga incapacitante», puntualiza mientras pone como ejemplo a uno de los afectados. «Si antes iba en bici 15 kilómetros sin problema, ahora con cinco u ocho se fatiga».
«No es una fatiga incapacitante», puntualiza mientras pone como ejemplo a uno de los afectados. «Si antes iba en bici 15 kilómetros sin problema, ahora con cinco u ocho se fatiga»
Una minoría además asegura no haber recuperado aún el sentido del olfato y del gusto mientras que «con cierta frecuencia» los pacientes han comentado que se les ha caído el pelo.
Contabilizadas las secuelas toca analizar los datos. «Ahora tenemos que diferenciar lo que les ha dejado el virus y lo que les ha dejado los tratamientos», advierte consciente de que dada la gravedad de muchos casos, los pacientes fueron sometidos a fármacos «muy potentes» y corticoides en dosis altas. «Tenemos que ver qué parte deriva del virus y qué es consecuencia de los tratamientos».
A la hora de recuperar la musculatura, la rehabilitación es clave. «Hay gente que ha estado hasta tres meses sin respirar por sí sola, sin moverse o incluso en posiciones raras como boca abajo», explica esperanzado porque pese a todo, la mayoría «se va recuperando». «A excepción de una minoría, entiendo que las secuelas no serán importantes».
«Hay gente que ha estado hasta tres meses sin respirar por sí sola, sin moverse o incluso en posiciones raras como boca abajo»
Dicho esto, el jefe de unidad de Neumología del hospital Universitario de Burgos habla claro: «el virus no ha cambiado, lo que estamos viendo son las mismas imágenes radiológicas. Lo que pasa es que ahora afecta a un perfil un poco más joven y eso nos ayuda porque van mejor, tienen más posibilidades y eso se ve en las estancias en la UCI que se reducen», analiza con el temor de que el panorama se complique y vuelva a afectar a los más vulnerables: las personas mayores.
Así, sin poder perder de vista los duros meses pasados donde se llegaron a utilizar para pacientes Covid hasta diez plantas del hospital, el HUBU trabaja a día de hoy «con normalidad» con la confianza de poder seguir diferenciando, como se logró en la primera oleada, la zona covid de zonas limpias. «Es clave para mantener la actividad oncológica y las cirugías», defiende.
Y es que, el Covid no solo ha matado a 28.924 personas en España, también está poniendo en riesgo a muchos pacientes que han visto retrasados sus tratamientos clínicos, sus pruebas e incluso diagnósticos en cuestiones vitales como un cáncer o problemas de corazón. «La no asistencia o la asistencia tardía también acabará con mucha gente», lamenta con la mirada puesta en infartos y en perforaciones cardiacas que hacía tiempo que no veía. También ha aumentado, advierte, el número de ictus. «Se están viendo muchos fenómenos vasculares, trombos y muchas embolias de pulmón incluso en chavales de 20 años».
De esta forma, con la guardia alta, el HUBU vive días de relativa calma. «Burgos ahora no está mal y Aranda se está conteniendo pero estamos preparados para lo que pueda venir», señala consciente de la próxima llegada de temporeros a la Ribera del Duero. «Lo sensato sería hacer PCR en el momento de la llegada porque suele ser gente joven y no hay que olvidar que el 85% de los PCR positivos no tienen síntomas pero sí contagian.EL CORREO DE BURGOS
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