El golpe que la Covid 19 está pegando a los hogares más vulnerables, y a los que hasta hace unos meses vivían sin necesidades de apoyo, está dejando sin oxígeno económico a muchas familias. Lo constatan día a día en los servicios de Acción Social de Cáritas donde el 20% de los familias que acuden a solicitar ayuda lo hacen por primera vez. También lo dicen las cifras de la última Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística que cifró en 4.900 el número de hogares donde todos los activos, personas en edad de trabajar, está en paro. Es un número que dobla al registrado en el mismo periodo del año pasado que se situó en 2.400 familias.
Una situación que, lejos de haber alcanzado el pico, podría seguir incrementándose. «Hasta final de año no podremos ver la situación real que ha dejado la pandemia en las familias a nivel económico», explica la responsable de Acción Social en Cáritas, María Gutiérrez. Remarca que «hay un endeudamiento de los hogares en riesgo que asusta y no sabemos cuánto puede ser pero cuando las medidas de prohibir cortes de suministro y dificultar los desahucios se frene, será difícil que hogares con economías precarias puedan hacer frente a la deuda que se genere porque han necesitado lo tenían para su día a día e ir tirando».
Reconocen que en verano, con un cierto aumento de actividad laboral ha bajado la demanda pero temen el efecto del fin de la temporada. También se extinguen las sustituciones de vacaciones de verano. «Otras familias han podido tirar de ahorros para mantenerse con los niños en casa pero ese colchón se agota y se activa la búsqueda de empleo».
El efecto en la economía de la pandemia generada por el coronavirus hace que, de repente, la brecha entre familias sea mas evidente. Los hogares con empleos mejor remunerados tienen mas posibilidades de teletrabajo y conciliación que los que no. También tienen mejor manejo en el ámbito digital y posibilidades de conexión, explican desde los Servicios Sociales de Caritas que han incrementado sus acciones en un 10% respecto al año pasado. .
En total, la entidad atiende a 4.700 familias de las que el 20% no habían acudido con anterioridad. Nuevos expedientes donde hay una presencia clara de hogares extranjeros y monoparentales. De esta manera, de esas 940 familias que han acudido por primera vez a Cáritas, el 68% son extranjeros. «Lo habitual en los servicios de atención a familias es que haya un 45% de nacionales y 55% extranjeros pero ahora el porcentaje de los segundos es más relevante», explica Gutiérrez. Entre estas familias lo más común son extracomunitarios procedentes de Iberoamérica. «Son aquellos que llegaron a finales del año pasado o inicio de este que les ha pillado la Covid prácticamente sin nada o iniciando su proceso de migración».
La Covid-19 también deja de manifiesto las dificultades de hogares monoparentales. «Con un solo sueldo y con familia todo se hace más complicado», explica. El peso de estos hogares se sitúa entre el 18 y el 20% del total. En esta tipología de familias lo más habitual es la nacionalidad española. Preocupa que el porcentaje que representa a los usuarios de la atención sea tan alto cuando su representación en la sociedad española no supera el 7%. En este caso a los problemas económicos se añaden las dificultades de conciliación en un contexto de confinamiento y clases on line sin contar con una red familiar de apoyo.
Las cifras ponen número a esa necesidad. 4.900 familias con personas en edad de trabajar están en paro. La cifra no es de las más altas que se han registrado en los últimos años pero son 2.500 más, el doble, que hace un año. Para ver una cifra igual hay que mirar a 2007 cuando los efectos de la crisis económica empezaban a hacer sus estragos.
A pesar de ser una cifra complicada de asumir, está aun lejos del pico que se alcanzó con la crisis económica con 2013 como mayor exponente puesto que se alcanzo el pico de 12.500 hogares con todos en paro, el mismos número que se registró en el segundo trimestre de 2015. Un incremento interanual como el de 2020 se dio precisamente entre 2011 y 2012, en el pico de la crisis, y entre 2007 y 2008, cuando empezó a asomar la cabeza con el estallido de la burbuja inmobiliaria.
La situación generada por el coronavirus ha sido muy fuerte y en poco tiempo pero, los efectos de recuperación podrían ser más lentos. Lo han sentido en los servicios de Cáritas donde se han incrementado un 24% las ayudas en especie de alimentos y ropa y han crecido un 36% lo adelantos de las ayudas de emergencia del Ayuntamiento y la Diputación Provincial de Burgos. En concreto se han entregado en estos meses de pandemia y hasta el mes de agosto 310.000 euros como adelanto de estos pagos. En muchas ocasiones la entrega ha sido en mano porque no se podía realizar por cuenta bancaria. «Ha habido mucho trabajo detrás, en marzo fue especialmente duro, pero estos adelantos son una manera de garantizar que se ejerzan sus derechos cuando se necesita porque la burocracia de las administraciones es más lenta que la necesidad que tienen». De hecho, el Ayuntamiento de Burgos ya ha destinado 800.000 euros en las ayudas de urgente necesidad hasta el 31 de agosto con 1.379 beneficiarios.EL CORREO DE BURGOS
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