Siempre que en una calle de la ciudad los vehículos pisan el acelerador más de la cuenta, los vecinos de la zona se apresuran a solicitar al Ayuntamiento medidas para conseguir una pacificación del tráfico. Es lo que ocurrió con los pasos elevados que hace unas semanas se instalaron en la avenidas de la Independencia, Castilla y León y en la calle de Cervantes. Las velocidades en estos tramos era excesiva y la idea era reducirla a base de obligar a los conductores a frenar para no llevarse los bajos de los coches. El problema es que, a la hora de proyectarlos, la concejalía de Movilidad no tuvo en cuenta una normativa municipal que restringe la colocación de badenes en determinadas vías y éstos la incumplen.
Una instrucción de la Gerencia de Fomento, que a su vez se basa en un documento del Ministerio, establece una serie de limitaciones a la instalación de reductores de velocidad. Algunos ejemplos de tramos en los que no pueden colocarse son los de pendientes superiores al 5%, en los que existan más de dos carriles por circulación sin una mediana que los separe, aquellos en los que está previsto el paso de transporte público o las vías donde la intensidad media sea de más de 5.000 vehículos diarios.
Son estos dos últimos epígrafes los que incumplen dos de los tres pasos elevados instalados recientemente (que costaron unos 350.000 euros), los de las avenidas de la Independencia y de Castilla y León, que incluso duplican el número de coches que transitan por estos dos tramos. Pero es que además hay proyectados otros seis en diferentes puntos que incluso triplicarían estas cifras, como Derechos Humanos, Cantabria o calle Madrid. Según indican técnicos municipales, los responsables políticos que acordaron la colocación de estos reductores en el seno del Servicio de Movilidad no contaron con su opinión ni tampoco solicitaron informes. De haberlo hecho, subrayan, lo hubieran valorado de manera desfavorable. No en vano, el Gobierno desestimó una petición para construir un badén en la calle Legión Española, pues era de propiedad estatal e incumplía varios requisitos.
Esta cuestión se ha puesto sobre la mesa, no sin preocupación, en algunas reuniones mantenidas entre personal municipal de Tráfico y de la Policía Local, apuntan fuentes consultadas por DB. No entienden que se haya tomado la decisión de instalar badenes en vías con tanta densidad de circulación y que no se les haya consultado. Construir uno de estos pasos elevados en la avenida Cantabria, uno de los lugares previstos, supone un gran riesgo para los vehículos en horas puntas. Avisan de que se pueden producir atascos monumentales y también accidentes.
Durante la redacción de la Ordenanza de Movilidad, el gabinete técnico aconsejó introducir una norma que regulara estos reductores, como existe en otras ciudades. DB
Comentarios