Con la aprobación de la Ordenanza de Movilidad y la señalización de las calles 30, se puede decir que la ciudad de Burgos se adelantó a la modificación del Reglamento de Circulación aprobada el martes en el Consejo de Ministros. El cambio contempla, como ya lo hace la nueva normativa municipal, una reducción de las velocidades máximas en el entorno urbano con el objetivo de reducir los accidentes y de regular las nuevas formas emergentes de transitar por las ciudades de una manera sostenible, como en bicicleta o en patinete. De esta forma se cierra la puerta definitivamente a la posibilidad de que en un futuro no muy lejano hubiera alguna excepción en alguna de las vías de la capital para que volviesen a ser de 50, algo que en su momento plantearon los técnicos para que se incluyese en el texto.
La colocación de la nueva señalización hace poco más de un mes significó la entrada en vigor de los nuevos límites de velocidad en más de mil calles de la ciudad. En muchas de ellas, pese a que hasta el momento se podían alcanzar los 50 kilómetros por hora, lo cierto es que por sus características los vehículos rara vez se acercaban a este máximo. El problema llegó con grandes vías de un único sentido de circulación y donde, por regla general, se superaba incluso lo permitido. Es el ejemplo del Bulevar y de su conexión con la calle Arlés, la avenida de Palencia o la calle Pozanos. Cuando la Ordenanza de Movilidad aún era un embrión, los técnicos aconsejaron dejar la puerta abierta a excepciones, pero los acuerdos políticos se encargaron de cerrarla.
El gabinete de expertos en movilidad propuso que el artículo 46 de la Ordenanza, relativo a las velocidades máximas en el entorno urbano, fijara el límite de 30 kilómetros por hora en todas las calles de un carril por sentido, pero buscó excluir tramos en los que, por motivos del tráfico y la seguridad vial el Ayuntamiento considerara necesario aumentarla. Este pequeño epígrafe desapareció al concretarse el pacto entre el PSOEy Ciudadanos para poder dar luz verde al texto, si bien ambos grupos se emplazaron a examinar la normativa en diferentes reuniones. El primer encuentro será en tan solo una semana.
La intención de algunos técnicos era precisamente poner sobre la mesa esta circunstancia para devolver la velocidad máxima de 50 tanto a la mencionada terminación del Bulevar por la zona oeste como en la entrada a alguno de los barrios. Parece ser incluso que los responsables municipales estaban abiertos a estudiar esta posibilidad, pero el anuncio de modificación del Reglamento General de Circulación para entornos urbanos les invita a descartarlo nuevamente.
Así al menos lo considera el concejal de Tráfico, Adolfo Díez, quien advierte de que volver a una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora en cualquiera de estas vías sería contrario a la normativa. «En el momento en el que la Dirección General de Tráfico te marca el límite genérico no puedes incumplirlo. Siempre se puede bajar, pero no subirla», recalca.
Otros cambios. Aunque en el caso de las zonas 30 parece que no hay mucha vuelta de hoja, todo indica a que en la reunión del gabinete de técnicos de movilidad se hará una valoración de la Ordenanza de Movilidad y se estudiarán posibles cambios o mejoras. No en vano, a la hora de señalizar las áreas de tráfico restringido ya se ha variado el plan inicial contemplado en el texto aprobado a principios de este año.
El mapa contemplaba un anillo en torno al centro histórico por el que ciclistas y usuarios de patinetes podrían acceder a ciertas calles peatonales, concretamente la Plaza Alonso Martínez, Avellanos, Fernán González o San Lesmes. Sin embargo, ni esta última -ni tampoco la pasarela del MEH- se han señalizado tras haberse convertido en ciclocalle y proyectarse un carril bici en este tramo. DB
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