En la variopinta lista de elementos sin los que no se entiende la Navidad figuran la familia, las cenas con amigos, los regalos, el frío, la ilusión de los más pequeños de la casa, la lotería, las luces... y el anuncio de Campofrío. Año tras año, y ya van diez, la multinacional de agroalimentación nacida en Burgos maravilla a todo el mundo con sus campañas cargadas de humor, ironía, sentimiento y verdades como puños. En anteriores ocasiones se han tratado temas tan diversos como las fake news, el humor como objeto de lujo, el renacer de la planta de Burgos tras su incendio, las contradicciones de los españoles o nuestra manera de ser.
El mensaje para estas próximas fiestas era el más complicado al que se han enfrentado desde 2010, y aunque los ciudadanos tendrán que juzgar, no será por el esfuerzo que el equipo de cerca de un centenar de personas puso en liza durante los tres días de rodaje. El spot es un auténtico canto a la vida, a celebrar la presencia en este mundo y a disfrutar de cada día y cada momento, sin olvidar el tiempo para el recuerdo. En un curso que nadie jamás borrará de su memoria, Campofrío consigue de nuevo sorprender y provoca que muy pocos terminen el anuncio sin una sonrisa o una lágrima en su rostro. Pero, ¿cómo se crea una producción de tal calibre en plena pandemia mundial?DB
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