Todo es diferente este año. En las distintas entradas del Mercado Sur un panel electrónico marca el número de clientes que hay dentro, mientras un guardia de seguridad controla el acceso para cumplir con el aforo. Ayer se formaban colas, pero enseguida se aliviaban. Una vez dentro la actividad comercial se concentraba sobre todo en las pescaderías y carnicerías, donde lo más demandado no había cambiado, al igual que los productos en los que se nota mayor subida de los precios. Besugos, rodaballos, marisco, lechazo o chuletón copaban las preferencias, aunque eso sí con cambios en el peso y la cantidad.
«Están siendo días un poco raros en cuanto al ambiente», reconocía Angélica Gómez, de Pescaderías Ana, aludiendo a que los consumidores apuran demasiado el tiempo para realizar las compras de Nochebuena y Navidad. El motivo es claro. «No saben cuántos se van a reunirse o si podrá venir algún familiar que se encuentra fuera», apostillaba, para después apuntar que estas circunstancias modifican los planes previstos, algo que también se nota en el volumen de pedidos anticipados, ya que «otros años por estas fechas habíamos vendido mucho más».
La incertidumbre motivada por la pandemia y los cambios continuos de restricciones han retrasado las compras. A modo de ejemplo, Margarita Peña, de Pescados Jose, aseguraba que en noviembre la caja siempre se hacía con las ventas navideñas y la intención de congelar el producto para ahorrarse las alzas habituales de precio de última hora, mientras que «este año no ha habido nada». De hecho, precisaba que un día como el de ayer el movimiento en el mercado era mayor que en anteriores ocasiones debido a que la actividad se concentraba más en jornadas como las de hoy o incluso la de mañana.db
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