Los vecinos del número 7 de la calle María Amigo, en Gamonal, se levantaron ayer sobresaltados tras escuchar un estruendo. Muchos se asomaron a las ventanas y descubrieron que cerca de treinta metros cuadrados del patio interior se habían venido abajo. Por suerte, después de que cerrara un supermercado hace dos años nadie había apostado por montar un negocio en el local al que fueron a parar los escombros, pues hubiera sido una desgracia. Los Bomberos acudieron para asegurar la zona y para analizar por qué se derrumbaron estas pequeñas terrazas del bloque, aunque de momento no tienen un diagnóstico claro.
Según apuntaban algunos de los vecinos, la comunidad siempre tuvo problemas de filtraciones de agua en el firme de los patios afectados. No obstante, los técnicos del Parque de Bomberos que se acercaron ayer al edificio no pueden asegurar que ése fuera el motivo por el que los forjados colapsaron y se vinieron abajo. «Aventurarse ahora mismo es muy complicado porque puede ser por muchas razones, no solo por los problemas de aguas, sino también daños estructurales del hormigón», señalaba ayer el jefe del servicio municipal, Miguel Ángel Extremo.
El derrumbe se produjo a primera hora de la mañana en uno de los extremos de las terrazas interiores del bloque ubicado entre las calles María Amigo y Pablo Casals. Los escombros fueron a parar a un local vacío en el que hasta hace no mucho se encontraba un supermercado de la cadena Eroski. Llevaba vacío dos años y por eso no se produjeron daños personales. Tampoco hubo que lamentar heridos entre los vecinos de los primeros pisos que habitualmente tienen acceso a estos pequeños patios. DB
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