El clima de Burgos no invita precisamente a tomar un café o una caña en una terraza pero las restricciones de aforo en el interior de los locales para evitar contagios por coronavirus ha fomentado su uso. Con el objetivo de que los usuarios tengan las mínimas condiciones de confort, el alcalde firmó el 2 de octubre un decreto para permitir que se cubrieran y se climatizaran. Pese al tiempo transcurrido, aún muchos no pueden disfrutar de ellas ante la gran carga de trabajo que tienen las empresas especializadas.
Acogiéndose a estas directrices, un total de 23 establecimientos han solicitado su instalación al área de Licencias. En un principio, se establece un plazo de vigencia de un año para que los propietarios puedan amortizar la inversión aunque no se descarta su ampliación, según confirmó el concejal Julio Rodríguez-Vigil. «Los hosteleros deben amortizar las inversiones realizadas y yo soy partidario de prorrogar el plazo, dado que es un sector que ha sufrido mucho los efectos de la epidemia».
Rodríguez-Vigil quiere mantener después de las fiestas de Navidad una reunión con los hosteleros para analizar la situación y conocer su sentir de cara a los próximos meses. «El clima de la ciudad es muy duro y es necesario cubrir las terrazas. Soy partidario de alargar el plazo».
Los hosteleros deben presentar un proyecto y una declaración responsable para instalar las terrazas cubiertas y proceder a su colocación, una vez que los técnicos municipales den el visto bueno y comprueben que se ajusta a la normativa. Por ejemplo, en el bar Timoteo, de Gamonal, ya han colocado una parte del toldo y esperan colocar el resto a lo largo de esta semana. «Teníamos un toldo y lo hemos adaptado colocando protecciones en los lados mientras el centro permanece abierto. También meteremos calor, lo que requiere la certificación de un instalador autorizado», indicó Miguel Julián Alonso, que destacó «las facilidades» que les ha puesto el Ayuntamiento.DB
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