La mejor de las noticias referentes al control de la llegada de la covid -19 durante los últimos meses es el desplome evidente de la mortalidad. En los meses de enero y febrero, cuando apenas había población vacunada y comenzaban a pincharse las primeras dosis, el número de decesos en la provincia de Burgos se situó en 39. En marzo cayeron hasta los 29, en abril fueron 19, en mayo 11 y en lo que va de junio ha habido que lamentar dos.
De esta forma, la media diaria en lo que va de año se sitúa ligeramente por encima de los 0,8 cuando durante el ejercicio 2020, entre mayo y diciembre, el promedio fue de 2,98 muertes.
Siempre según los datos oficiales que proporciona la Junta de Castilla y León, desde el 1 de mayo hasta este lunes se han registrado 33 días sin fallecimientos. La mejor racha en la que no se contabilizaron decesos fue entre el 25 de mayo y el 5 de junio. Esos 12 días en los que no se movió la más triste de las estadísticas supusieron un récord que no se había visto en muchos meses, concretamente desde julio y agosto de 2020 cuando, en el inicio del pasado verano, la epidemia pareció estar controlada.
Más significativo todavía es la comparación del ritmo de fallecimientos actuales con el que llegó a registrarse en noviembre, durante la segunda y fatídica oleada en Burgos. En los días 16, 20 y 29 de noviembre hubo una decena de muertos en un solo día frente a los mencionados 11 fallecidos en todo el mes de mayo. Es evidente que la evolución es más que positiva.
También lo está siendo, aunque en menor medida, en el apartado de los contagios. La media mensual se está reduciendo desde principios de año y en mayo, último mes completo, hubo 1.694.
Nada que ver con los 8.149 del pasado mes de noviembre o los 6.019 de octubre. En los últimos días, la horquilla ronda entre los 13 y los 54 casos diarios.DB
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