Aunque no son el único factor a tener en cuenta, y seguramente no sean el más importante, lo cierto es que las bicicletas suponen una «pieza esencial» para la movilidad sostenible, y por tanto, se antoja fundamental promover su uso. Esa es una de las muchas conclusiones que presenta el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), un amplísimo documento que esta semana ha recibido luz verde por parte de la Junta de Gobierno Local y que entre otras cuestiones plantea dotar a la ciudad de un total de 147,73 kilómetros de nuevas vías ciclistas.
Ahora mismo, el casco urbano de Burgos cuenta con una red de 54,72 kilómetros, formada en su práctica totalidad por carriles bici, pistas ciclistas y aceras bici. Se trata de una extensión razonablemente amplia, sin embargo, el propio PMUS incide en que la actual red presenta varios problemas de diseño. Y es que, buena parte de los corredores urbanos de la ciudad no cuentan con vías ciclistas, y los diferentes tramos ya consolidados no están debidamente conectados entre sí. Así de hecho lo han venido subrayando durante años colectivos como la asociación Burgos Con Bici, que en 2017 publicó un completo informe en el que se analizaba la actual red y se proponían muchas mejoras.
Parte de esas conclusiones han sido incluidas en el Plan de Ciclabilidad planteado en el PMUS, que propone, a grandes rasgos, consolidar una red de vías ciclistas que cubra la totalidad del casco urbano a través de diferentes fórmulas urbanísticas. Obviamente, la creación de nuevos carriles bici es una pieza fundamental, aglutinando alrededor de un 30% de la totalidad de futuras vías ciclistas de la ciudad. Sin embargo, más de la mitad de esos nuevos itinerarios se proponen directamente sobre la calzada, extendiendo por todo el casco urbano la fórmula de las ciclocalles (45%) y los ciclocarriles (9%).
Se trata de una fórmula que apenas ha comenzado a desarrollarse en Burgos de la mano del establecimiento de los nuevos límites de velocidad a 30 kilómetros por hora en buena parte de la ciudad. Hasta ahora, la experiencia se ha implantado en las calles Vitoria, Santander, San Pablo, San Lesmes, Gran Teatro y Pozanos, así como en la avenida del Arlanzón, la Plaza del Cid, la avenida del Cid y la Plaza de España. Para un futuro próximo se prevé extender estas fórmulas a las calles Aparicio y Ruiz, Eduardo Martínez del Campo, Santiago, Jerez y Eloy García de Quevedo, además de Reyes Católicos, el Paseo de la Audiencia, y la Plaza Castilla. A partir de ahí, el PMUS aboga por continuar implantando ciclocalles y ciclocarriles en otros puntos de la ciudad, que permitan, junto al desarrollo de nuevos carriles bici, completar la red.
En este sentido, el documento hace especial hincapié en la necesidad de extender las vías ciclistas en cinco ejes que actualmente presentan una mayor carencia a este respecto: el corredor Norte-Sur, el mallado de la red en Gamonal, en la zona oeste de la ciudad, en los barrios periféricos y en el centro histórico. A respecto de este último, por cierto, el documento dice taxativamente que «salvo excepciones, todas las calles peatonales podrían ser permeables a las bicicletas con las condiciones que establezca la ordenanza» de movilidad.
El PMUS también aboga por abandonar la fórmula de las aceras bici, consideradas anacrónicas y muy extendidas en la ciudad. En su lugar, el documento apuesta por que las nuevas vías ciclistas específicas se desarrollen a cota de calzada, debidamente separadas del tráfico rodado y los peatones, con anchuras mínimas de 1,2 metros en caso de ser unidireccionales y con un trazado lo más recto posible.En total, el documento cifra todas las actuaciones planteadas en 4,4 millones de euros a repartir en una década, incluyendo las fases de planificación, redacción de proyectos y ejecución de los mismos en aquellas áreas urbanas ya consoldiadas.
Más aparcabicis
En el ámbito de las infraestructuras, el documento también hace una mención especial a los aparcabicis, fundamentales para generar sensación de seguridad entre los usuarios de bicicletas y vehículos de movilidad personal (patinetes eléctricos, segways, etc). En la actualidad, la ciudad cuenta con 2.475 plazas para aparcar bicicletas en 499 ubicaciones repartidas por el casco urbano. Buena parte de dichas plazas se basan en el formato 'U invertida', que se ha erigido como estándar en este ámbito a partir de 2011, cuando se instalaron más de la mitad de las plazas actuales.
A pesar de que se trata de cifras interesantes, el documento establece la idoneidad de seguir creando nuevas bancadas en otros puntos de la ciudad, fundamentalmente en los centros 'atractores' de actividad. Además, propone sondear las posibilidades de que el Ayuntamiento eche mano de algunos locales que tiene en propiedad para crear aparcabicis cubiertos y regulados.
Otro de los aspectos que el PMUS plantea cuidar con mimo en los próximos años es el servicio de préstamo de bicicletas Bicibur, que en 2019 (último año 'normal' antes de la pandemia), cerró con 1.000 usuarios y 65.462 préstamos. A pesar de que la ciudad cuenta actualmente con 24 bancadas repartidas en diferentes puntos, el documento propone la instalación de nuevos módulos en los entornos de la Plaza Vega, Fuentecillas, El Crucero, la Barriada Illera, la zona de Casa de la Vega y varios institutos.
Campañas
Asimismo, en el documento se insiste en que sólo con la dotación de infraestructuras no es suficiente. Si se quiere potenciar realmente el uso de la bicicleta como transporte urbano sostenible se ha de promover a través de otras actuaciones, como campañas de pacificación del tráfico rodado y de sensibilización, con especial incidencia en los más jóvenes.
El objetivo final, en todo caso, es consolidar una red accesible, que permita que todos los vecinos de la ciudad tengan acceso a la misma en un radio inferior a 300 metros y, sobre todo, conectada entre sí. Esto es, que desde cualquier punto de la ciudad se pueda llegar a otro en bicicleta sin tener que jugarse el pellejo en el intento.
Con todos estos ingredientes, y las experiencias acumuladas en multitud de ciudades de España y Europa, el equipo redactor del PMUS considera viable incrementar sensiblemente el uso de la bici y de los vehículos de movilidad personal, sin duda, un objetivo fundamental para mejorar la movilidad sostenible, habida cuenta de que actualmente, sólo el 4% de los recorridos en Burgos se hacen en bici a pesar de que Burgos se antoja como ciudad ideal para ello.
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