No solo los contratos para ejecutar obras públicas están sufriendo el encarecimiento de materias sino también los vinculados a la prestación de servicios. La empresa RFS, adjudicataria del mantenimiento de las áreas de juegos infantiles, ha anunciado que no ejercerá la prórroga cuando en junio finalicen los dos que conformaban el contrato. Sin embargo, seguirá prestando la actividad hasta que el Ayuntamiento de Burgos adjudique el nuevo concurso que ya está en marcha.
El encarecimiento de los materiales para la reposición de elementos que se rompen o se deterioran de los columpios o el cambio del suelo de goma con el que cuentan la mayoría de ellos hacen inviable seguir con el contrato. Su gerente, Dario Otal, lo reconoce abiertamente. «El coste de estos suelos a base de resina han subido un 50% y en los elementos que conforman los juegos, como puede ser un tobogán, la subida también ha sido brutal. Ni tan siquiera se amortizan en cuatro años los vehículos eléctricos que adquirimos».
Otal recuerda que la Ley de Contratos ofrece poco margen a las administraciones y el decreto del Gobierno que permite elevar hasta un 20% los contratos solo es efectivo para las grandes infraestructuras.
El responsable de RFS se muestra satisfecho con la relación que existe con el Ayuntamiento, y en especial con el área de Medio Ambiente de la que depende el contrato, y lamenta tener que renunciar a un contrato que «es muy satisfactorio». «Estamos muy satisfechos con el trabajo realizado y nos da pena no seguir precisamente ahora que se han puesto todos los parques a punto y ahora el trabajo es más de mantenimiento», lamentó, al tiempo que puso en valor las contrataciones que se han hecho muchas de ellas de mujeres mayores de 50 años.
RFS se adjudicó el novedoso contrato de mantenimiento de las áreas de juegos infantiles, elementos biosaludables, merenderos, pérgolas y conjuntos de mesas y sillas por 1.023.427 euros aunque la licitación salió por 1.272.974.DB
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