La inflación se deja sentir en el Parral. Los precios suben, igual que subirá la temperatura en un viernes achicharrante, pero de manera contenida. Los pinchos principales tienen un coste de 1,5 euros, lo que son 20 céntimos más que hace dos años. Pero el coste de la vida no es la única razón que explica el pequeño aumento. Este es el último año en el que las peñas podrán utilizar vajilla de plástico desechable y, si tienen que comprar algo, ya tiene que ser reutilizable.«El acuerdo es aprovechar el que tenga stock de producto de plástico y el que no ya haca la compra con material biodegradable pero nos encontramos con que hay pocos distribuidores y el precio es el doble», explica el presidente de la Federación de Fajas, Blusas y Corpiños de Burgos, Miguel Santamaría. Espera que sea una cuestión puntual y que «el próximo año que ya todo tendrá que ser así habrá más oferta y entiendo que los precios bajen pero este año se nota».
Lo que está desbordado este año es la expectación por volver a llenar el Parque del Parral de fiesta y alegría. Hay muchas ganas de recuperar los espacios y las celebraciones que la pandemia robó los últimos dos años. La fiesta del Curpillos es el aperitivo para las fiestas de San Pedro y, vista la respuesta de las primeras citas festivas como la Romería de la Blanca o la proclamación de Reinas, se prevé una jira del Parral multitudinaria. La realidad es que «hay muchas ganas de volver a celebrar con normalidad y todos juntos, decir adiós a todo lo que hemos pasado», entiende Santamaría. Apela a todos los que vayan a asistir este año a la cita del Parral que «aunque todos tenemos muchas ganas, sí pido responsabilidad individual, disfrutar pero con cabeza». Todas las peñas, las 35, tendrán su espacio para repartir pinchos de morcilla, chorizo, morro o tortillas. También ultiman los pedidos porque, según calcula la Federación se repartirán unos 5.000 kilos de morro, 4.000 kilos de chorizo, 4.500 kilos de morcilla y unas 2.000 tortillas de patatas. Son las tapas más habituales de esta fiesta tradicional en la capital aunque también hay quien se decide por paella, costillas, calamares, brochetas, gamas, champiñones o sardinas. También se mueven en cifras importantes la cerveza. Está previsto que se repartan 200 barriles de cerveza además de vino, mostos o refrescos.
Las cifras de la gente que mueve esta romería asociada al Corpus Chico son, también, abrumadoras. Las peñas integran a unos 9.600 burgaleses, aunque, con el buen tiempo que se prevé, se acercan muchos más. Incluso de provincias limítrofes. En estos días colaboran en la organización y reparten tapas, en turnos para aquellas peñas más grandes, hasta 3.500 personas. La filosofía del peñista recupera aire tras algunos momentos de descenso durante la covid-19.«El número de socios bajó algo durante la pandemia, pero a partir de febrero se empezó a recuperar con renovaciones y algunos nuevos socios», señala el presidente de la Federación.
Los últimos dos años las vallas y la vigilancia policial trataban de evitar que nadie se introdujera en el parque. La crisis originada por la covid obligaba a frenar celebraciones y, por tanto, dejaba en suspenso una de las principales actividades de las peñas. Solo los conflictos bélicos habían frenado una fiesta que antes era más familiar y tradicional pero que siempre se ha marcado con una X en el calendario generación tras generación
el correo de Burgos.
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