Hace tiempo que no se escucha la lengüeta doble en la calle San Lorenzo, donde está ubicada una de las dos sedes de la Escuela Municipal de Dulzaina. Tampoco se ve entrar ni salir a chavales con sus carpetas de la Casa de Cultura de Gamonal, donde se impartían las clases de la Escuela de Dibujo Mateo Cerezo. Estamos en noviembre y el curso no ha comenzado. Y tampoco se prevé que lo vaya a hacer pronto. Más de doscientas personas (un centenar por centro) se han quedado sin clases y, si no se remedia, también se quedarán sin escuela.
Los dos centros municipales permanecen cerrados desde hace meses al no tener fondos con los que sufragarse. Las escuelas están gestionadas por sendas asociaciones que se acogen a los convenios que venían firmando con la Gerencia de Cultura (antes Instituto Municipal de Cultura) desde hace más de treinta años en el caso de Mateo Cerezo y cuarenta en el caso de la Dulzaina. Pero las actuales diferencias de criterio entre las asociaciones e Intervención han impedido justificar los convenios atrasados y atascados desde 2017 y, por lo tanto, recibir la cuantía económica correspondiente. Tras adelantar los gastos de los últimos ejercicios (2018, 2019 y parte del curso de la pandemia), ya no pueden seguir.
«Estamos desanimados», apunta el actual director de la Escuela de Dibujo Mateo Cerezo, Cristino Díez, que después de mantener varias reuniones con la Gerencia de Cultura e incluso con el alcalde, está a punto de tirar la toalla. «Probablemente cerremos definitivamente porque esta situación es insostenible», añade al recordar que el curso anterior ya no pudieron abrir sus puertas.
La presidenta de la Gerencia de Cultura, Rosario Pérez Pardo, afirma que el asunto «se ha desatascado», aunque estaríamos hablando de la teoría porque la dirección del centro aún no ha sido informada y no es solo solucionar los gastos de 2017 y firmar el convenio para este ejercicio;habría que saber si la Asociación de Artistas Plásticos de Gamonal piensa reclamar el dinero de los cursos posteriores.
Pinta peor la dulzaina. «Más peliagudo», afirma la concejala de Cultura, es el caso de la escuela musical. La justificación se complica por una cuestión legal, dado que el centro ofrece los servicios a través de otra asociación. «Cada vez hay más exigencias, y lo que se pedía en 2016 hoy no es suficiente», añade reconociendo por otro lado que la Gerencia de Cultura desea mantener ambos proyectos por considerarlos «muy importantes».
Cuando la Escuela de Dulzaina retomó las clases tras la pandemia, en junio del año pasado, ya estaban angustiados. Contaron a este periódico que al no haber ingresado los 20.000 euros de los convenios de 2018 y 2019, habían dejado de pagar la luz y el agua y les habían cortado el teléfono. Ahora también les han apagado la músicaDB
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