La concatenación de crisis socioeconómicas condiciona el desarrollo natural de la actividad en las ciudades y el delicado escenario energético actual invita a particulares, a industrias y a administraciones a plantear medidas de ahorro.
Esto afecta al servicio de alumbrado de la ciudad de Burgos, donde aún se da continuidad a las soluciones adoptadas en 2012 para reducir la factura de la luz 700.000 euros al año.Entonces, los técnicos municipales diseñaron una estrategia basada en el apagón parcial de aquellas zonas donde, se consideraba, existía un exceso de iluminación artificial.
Una década después se mantiene la filosofía de estas políticas y el encendido total no regresará a las calles hasta que termine la instalación de 20.000 luminarias led contemplada en el nuevo contrato de mantenimiento del alumbrado suscrito por el Ayuntamiento de Burgos.
Esta apuesta permitirá modular la intensidad de la luz de los báculos, lo cual supondrá un interesante ahorro sin necesidad de recurrir a un incómodo apagón selectivo en varios sectores de la ciudad. Esta medida ya se aplica en los 4.000 puntos de led situados en algunos sectores del G-2,G-3, Gamonal y Parralillos.
Las farolas de sodio protagonistas en el resto de la ciudad no admiten este tipo de intervenciones parciales. Por eso, el Ayuntamiento de Burgos aún desarrolla el plan que apuesta por desconectar algunas zonas específicas, siempre que se cumpla con las limitaciones contempladas en la normativa. Esta exige una potencia mínima y la homogeneidad de la iluminación, ya que entre el haz de una farola y el de la siguiente no se puede perder más de un 40% de potencia.
Un total de 1.553 luminarias de 98 calles se funden a negro a partir de la medianoche, unos apagones nocturnos que completan la actuación diseñada en otras zonas de la capital.
Mientras, las medidas de apagado permanente alcanzan a 228 vías y a 3.620 puntos de luz. Eso sí, su aplicación se hace de manera selectiva «para no cargar todo el funcionamiento a un determinado número de farolas» y pueden afectar a una hilera de las calles elegidas.
Aunque AdolfoDíez, concejal y responsable del departamento de Ingeniería Industrial del Ayuntamiento de Burgos, asegura que la adecuación del plan de ahorro anterior ha llevado a encender de nuevo varios de los puntos afectados, un 15% de las 35.000 luminarias de la ciudad (5.173) forman parte de estas políticas de ahorro. «No es lo mismo un parque que una calle peatonal o una vía de cuatro carriles», matiza el concejal.
En otoño las horas de luz natural se reducen y esta circunstancia se hace más evidente ahora con la llegada del invierno.Este debate recurrente cada año ha encontrado la respuesta del alcalde de Burgos. Daniel de la Rosa respondió la pasada semana a la queja de un usuario de la red socialTwitter y anunció que ya se dio la orden de adelantar el encendido de las luminarias de la ciudad.
Son solo unos minutos al día, pero al caer el sol por las tardes hay un lapso en el que la visibilidad en las aceras y en la calzada se reduce al máximo hasta que entra en juego la luz artificial. Díez, por su parte, recuerda que el alumbrado se regula «a través de relojes astronómicos» y que se activa de forma automática«en función de la localización».
Ajustar el decalaje de todos estos relojes resulta complejo y esta falta de visibilidad puntual genera quejas en el 010 que «luego desaparecen» a medida que avanzan las semanas. Esa disminución de luz hace que apenas se vea durante unos minutos y, a pesar del caso mencionado, Díez asegura que las mayores protestas de los ciudadanos se producen por las situaciones que se dan al amanecer.
La implantación de la tecnología led ayudará a subsanar en el futuro esta circunstancia, ya que se podrá actuar farola por farola y añadir factores de programación que adapten el alumbrado en cada momento. «Las de sodio no dan margen porque son de descarga.En este momento es un problema difícil de corregir», explica Díez.
El contrato cerrado con las compañías energéticas permite al actual equipo de Gobierno ser más selectivo con estas medidas de ahorro, pero se sigue actuando en los parámetros establecidos.
A la expectativa. Los barrios y distritos de Burgos viven su realidad diaria. En el caso de la Asociación de Vecinos de El Pilar destacan el apagón que sufren en la zona de La Milanera. «Una calle entera», explica su representante, Gustavo Miguel. «Es la única zona que se ha quejado porque es un sitio de paso para los chavales que van al colegio y no hay luz», indica, para señalar que los vecinos trataron este asunto con el Ayuntamiento hace pocas semanas.
Mientras tanto, en otros barrios alejados del bullicio del casco urbano se mantienen a la espera de que el Ayuntamiento de Burgos mueva ficha para adaptar las luminarias a la nueva tecnología. «Hay menos intensidad en las farolas desde hace años y nos dijeron que iban a poner led.Seguimos en ello», explica el representante del barrio de Cortes, José Luis Rubio.Eso sí, las políticas municipales no han afectado a esta zona. «No hemos notado nada y los vecinos no se han quejado», explica.DB
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