El powerlifting o levantamiento de potencia es una disciplina atlética de fuerza en la que se levanta el mayor peso posible en tres movimientos diferentes. Estos movimientos son el press de banca, la sentadilla y el peso muerto. Pese a tener más de 60 años de historia, su llegada a España, e incluso a Europa, ha sido bastante lenta y son pocos los gimnasios comerciales que permiten este entrenamiento de fuerza. Por ello, nació Strength Burgos, capitaneado por Victoria Vélez, autónoma y única burgalesa clasificada para el Campeonato de Europa de Porwerlifting, que se celebrará este fin de semana en Polonia y en el que espera lograr una medalla de bronce en su ejercicio fetiche, el peso muerto.Obligada a cerrar su tienda en la Zona G, sin una federación detrás que sufrague los gastos y con el apoyo de pequeños patrocinadores y una plataforma de recaudación de fondos, Victoria Vélez, será una de las representantes de la AEP (Asociación española de powerlifting) en el campeonato. No obstante, para la atleta es una ayuda insuficiente, que evidencian el desconocimiento que existe aún en España por un deporte que comparte similitudes y diferencias con la halterofilia -disciplina completamente sufragada por la federación-. «La diferencia es que esto es más estático, se levanta más peso y hacemos menos recorrido. Pero nosotros nos pagamos todo. Yo tengo que cerrar la tienda, pagar el vuelo y el hotel, porque estamos obligados a pasar una noche en el hotel oficial y pensar en lo que dejo de facturar». El crecimiento de la disciplina es exponencial, en solo dos años, el número de afiliados a AEP ha pasado de 700 en 2020 a los 1724 afiliados en 2022. Una acogida invisible para las institucionesPara hacer frente a esta falta de ayuda y poder cumplir su sueño de hacerse con una medalla en el europeo, que se disputará en Skierniewice, una localidad cercana a Varsovia, Vélez recurrió a una plataforma de crowdfunding, que todavía permanece activa a la espera de una ayuda de última hora, ha logrado recaudar 335 euros. Gracias a las donaciones anónimas y sus pequeños 6 patrocinadores locales, la burgalesa ha cubierto casi la totalidad del viaje.
Como ella misma reconoce, su pasión, «no da para vivir. Ni a mí ni a nadie. Ni aunque seas campeón del mundo. No recibes ninguna beca y no es un deporte olímpico. Lo que no entiendo es por qué no lo es ya. En Europa hay un nivel altísimo. A lo mejor dentro de un par de años lo hacen Olímpico». Una lucha que persiguen desde Strength Burgos, un club nacido para superar las trabas encontradas en los gimnasios de barrio.
EL CORREO DE BURGOS,
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