La discapacidad por norma general suele asociarse a personas con enfermedades físicas o que podemos identificar fácilmente de un simple vistazo, pero la realidad es que existen numerosas formas de discapacidad que no se pueden ver ni reconocer a simple vista, que están ahí y que, en muchos casos, condicionan el día a día de quienes tienen que convivir con ella.Precisamente por ese carácter ‘invisible’, las personas con una discapacidad que no es perceptible a simple vista no solo tienen que luchar cada día con las dificultades de su condición si no que también se tienen que enfrentar a los prejuicios, la incomprensión y a malas miradas.De hecho, en varias ocasiones a lo largo de su vida, estas personas tienen que justificar o explicar su diagnóstico o su condición para que la sociedad les perciba como personas con una discapacidad y les dé el respeto y el apoyo que merecen. Trastornos como el autismo, enfermedades mentales como la esquizofrenia o la depresión, patologías como la epilepsia, la fibrosis quística o la esclerosis múltiple así como la falta de audición son solo un ejemplo de algunas condiciones que pueden suponer una discapacidad y que a simple vista pueden no percibirse como tal.
EL CORREO DE BURGOS
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