Afortunadamente, las medidas aprobadas por el Gobierno de España para proteger a los trabajadores ante olas de calor extremo no tendrán (por ahora) una incidencia significativa en Burgos capital y su entorno geográfico por una sencilla razón:no se han activado alertas 'rojas' en los últimos años de anomalías climáticas, aunque las 'naranjas' se dispararon el pasado año, por lo que puede que se repitan (o no) este próximo verano.
El calor ambiental ya determina por ley la realización o no de determinadas actividades laborales y, por tanto, el funcionamiento interno de las empresas. En concreto, está prohibido desarrollar determinadas tareas en algunas horas del día cuando haya alerta 'naranja' o alerta 'roja' por altas temperaturas emitida por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Esta medida forma parte del real decreto ley aprobado el pasado 11 de mayo para hacer frente a los efectos del cambio climático y establece la obligación concreta de prever medidas adecuadas para la protección de las personas trabajadoras ante temperaturas extremas que puedan poner en riesgo su salud.
Todas las prohibiciones se sustentarán en una evaluación de riesgos laborales que tendrá en cuenta tanto las características de la tarea como las individuales y en el caso de esas alertas, será obligatorio reducir o cambiar turnos de trabajo o incluso acortar las horas de desempeño profesional de los empleados.
También se obliga al uso de ropas más ligeras y transpirables y a adaptar las medidas a cada trabajador, tendiendo en cuenta su edad o sus afecciones más sensibles frente al calor.
Las medidas afectan a todos los sectores, aunque implicarán especialmente a aquellos trabajos al aire libre en sectores como la construcción, la limpieza, la hostelería o la agricultura.
Durante los meses más calurosos del pasado año se produjo un incremento de más de 4.800 muertes atribuibles a la temperatura en toda España.
Registros. Por lo que respecta a Burgos, analizando los termómetros de los tres últimos años con la ayuda de los profesionales de la Estación Meteorológica de Villafría de la Aemet se constata una realidad:Burgos no ha llegado a los extremos de una alerta 'roja' en los últimos años, cuando las temperaturas se sitúan entre los 40 y 42 grados. Estas alertas son, por ahora, minoritarias en toda España y avisan de un fenómeno meteorológico muy adverso y muy poco frecuente en el que los bienes y la población vulnerables o en zonas expuestas podrían sufrir impactos muy graves o catastróficos.
Los días con aviso de calor más extremo en Burgos en los últimos tres años fueron el 14 de agosto de 2021 (con 39 grados en la previsión) y del 13 al 18 de julio del pasado año, cuando los termómetros rozaron los 40 grados.
Todos ellas fueron jornadas de alerta 'naranja' en lo que se denomina Burgos Meseta, en el entorno de la capital, uno de los lugares históricamente más frescos de la geografía española. Según Aemet, con este aviso «el peligro es importante» y los bienes y la población vulnerables o en zonas expuestas podrían sufrir impactos graves, por lo que recomiendan a los ciudadanos «estar preparados».
La alerta 'amarilla' que, en principio, no implica cambios laborales, se utiliza con mucha más asiduidad, aunque el pasado verano se activó excepcionalmente en el mes de junio, durante 6 jornadas en las que se avisó de temperaturas de entre 36 y 37 grados centígrados.
2023 fue, además, el primer año con alertas durante tres meses seguidos y con más días afectados, hasta un total de 20, una incidencia excepcional.DB
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