El de ayer era el día marcado en el calendario desde hacía semanas y las expectativas cumplieron, con creces, lo previsto por los organizadores. La reivindicación de un Burgos unido -capital y provincia- que cuente con las mismas oportunidades que el resto de territorios vecinos en materia de infraestructuras sacó a la calle a más de 12.000 personas tan solo en la capital. La manifestación, surgida de un movimiento ciudadano bajo el nombre de Plataforma Cívica por las Infraestructuras, consiguió teñir las calles de la ciudad de un tono reivindicativo pocas veces visto.
La exclusión de la capital como uno de los nodos de referencia dentro del Corredor Atlántico y el cierre prolongado -e indiscriminado- de la línea del Tren Directo entre Madrid y Aranda consiguieron lo que hacía mucho tiempo no se vivía por esta tierra. Hay que remontarse a los años en los que se demandaba la construcción del Nuevo Hospital para recordar un pronunciamiento ciudadano de tal calibre. Y lo que queda, ya que la legitimación ciudadana que otorgaron ayer los burgaleses es la prueba irrefutable de que van todos a una. «Tenemos que corregir esta situación injustificada y discriminatoria. Es hora de que se nos escuche, es momento de reflexión, diálogo y acción», alentó AlbertoGómez Barahona, rector de la Universidad Isabel I y coportavoz de la Plataforma, a los pies de la Catedral pasadas las 21:30 horas. Noventa minutos antes, con el repicar de las campanas de la iglesia de la Real y Antigua de Gamonal, la cabecera encaró la calle Vitoria.
Ya en los primeros pasos la afluencia de gente fue alta, aunque con el transcurrir el gentío se fue incorporando. Al principio arrancó con timidez, pero poco a poco los manifestantes fueron entrando en calor: «¡No nos mires, únete!» o «¡Baja de la acera, a la carretera!» fueron algunas de las proclamas más repetidas y que, vistos los números, consiguieron el efecto deseado. Al paso por Gamonal la cifra de participantes era de 5.000 personas, mientras que en la Plaza del Rey la Policía Local elevó la cifra hasta las 8.000. Más adelante, a los pies de la estatua de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, el número de manifestantes alcanzó las cinco cifras: 10.000. Parte de la marea humana de 12.000 almas que atestó el paseo del Espolón desembocó en la plaza del Rey San Fernando, símbolo de una ciudad y una provincia que lucha con ahínco por su futuro. «Reivindicamos lo que nos pertenece. Todos los burgaleses dais sentido y legitimáis a la Plataforma», defendió Carmen Pinto, CEO de Nicolás Correa y coportavoz.
Desde el pasado 10 de marzo hasta ayer, 13 de junio, la intrascendencia de Burgos dentro del Corredor Atlántico sigue siendo la misma. Lo que ha cambiado, y tiene todos los visos de dar un vuelco a este agravio, es la posición que los habitantes de la provincia tienen al respecto. «Estas últimas decisiones de los trazados ferroviarios nos marginan, nos condenan a la irrelevancia geográfica y ponen en peligro los logros alcanzados en estas últimas décadas desde el esfuerzo, el trabajo, la inversión y el emprendimiento de la sociedad civil», denunció Gómez Barahona. En contra de lo que ya lograron los burgaleses de mediados del siglo pasado, convertir a la capital -y por ende a la provincia- en un territorio industrial gracias al Polo de Desarrollo, perder la oportunidad que brindan las inversiones y el desarrollo de la logística desde Villafría podría ser una estocada mortal. Y qué decir de seguir manteniendo cerrado el trazado ferroviario más óptimo entre la capital de España y Aranda.DB
Comentarios