En un momento en el que España encadena olas de calor y registra temperaturas que superan los 40 grados durante varios días consecutivos, casi cuesta recordar que Burgos vivió un final de primavera en el que las lluvias fueron protagonistas. Una pequeña tregua en momentos complicados.
Los datos recopilados al término de 2022 por la Delegación en Castilla y León de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) eran demoledores. Atrás quedaba un año muy seco que solo remontó la negativa tendencia tanto en los meses de marzo y abril como en el otoño.
Casi sin reservas nivales que abastezcan a los pantanos en las semanas más calurosas del calendario, cada gota de agua recogida en suelo burgalés adquiere una relevancia capital. Por ello, los datos referentes a los meses de mayo y junio suponen todo un alivio añadido a la mejoría protagonizada por el invierno con sus 150 litros por metro cuadrado. Sin embargo, no suponen una solución firme a pesar de sumar 21 días con precipitaciones anotadas en los pluviómetros.
Los 93,5 litros por metro cuadrado registrados en junio rompen todos los registros estadísticos de los últimos tiempos, ya que el mismo mes de 2022 apenas alcanzó los 5 litros acumulados. Como referencia, cabe recordar que diciembre fue el mes más húmedo del pasado año con 76 litros acumulados por metro cuadrado. Otro dato más. Junio de 2023 duplicó la precipitación media para este mes calculada entre 1991 y 2020.
La información relativa a las precipitaciones mensuales recopiladas por la estación meteorológica de Villafría presenta una pequeña tregua en un momento muy complicado del que la provincia de Burgos no es ajena. Hace falta agua y, afortunadamente, ese respiro primaveral sirvió para algo más que adornar la estadística general.
Y es que los positivos datos de Burgos contrastan con la realidad global, ya que el sistema europeo Copernicus determinó que en el mes de junio se registraron las temperaturas más elevadas en todo el mundo con 0,5 grados por encima de la media de los últimos 30 años de estudio.
En estas circunstancias, los chaparrones están lejos de suponer un incordio y este periodo húmedo dejó otras referencias esclarecedoras. Los 32,8 litros por metro cuadrado acumulados en la jornada del 10 de junio superan con creces el día más lluvioso de 2022. Entonces la jornada agraciada fue el 22 de abril, con 23,6 litros recogidos en la estación del aeropuerto de Villafría.
Mayo también fue positivo con respecto a la última referencia -23,4 l/m2-, aunque los 33,4 litros por metro cuadrado registrados se quedaron lejos de los 57,3 litros de media acumulada durante el periodo 1991-2020. Todo suma en una situación compleja agudizada una vez inmersos en pleno verano.
Con la llegada de las fiestas de San Pedro las lluvias dejaron paso a noches frescas, pero sin gota de agua. Una tendencia que se ha asentado en un caluroso julio que recuerda al mes extremadamente seco vivido en 2022 con 1,2 litros acumulados en 31 días.
La Delegación en Castilla y León de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) esperará a agosto para compartir los registros acumulados, pero la previsión de la próxima semana para la capital no incluye el necesario regreso de la lluvia.DB
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