Hace casi cinco años, el Servicio de Vías Públicas del Ayuntamiento facilitó al anterior equipo de Gobierno un listado en el que se advertían las necesidades más «urgentes» en materia de conservación y mantenimiento de la ciudad. Una lista para el trabajo interno, que se actualiza periódicamente y que ahora, transcurrido un lustro desde que se advirtieran las deficiencias o se reiterara la carencia, permite confirmar que se ha avanzado muy poco, ya que prácticamente persisten los mismos problemas advertidos en 2019. La única explicación es que las sucesivas corporaciones mantienen prácticamente los mismos recursos presupuestarios año tras año para el arreglo de calles, plazas o parques y que políticamente la apuesta suele pasar por dedicar grandes cantidades de dinero a un puñado de actuaciones integrales y parchear en el resto de la ciudad con el contrato de telebaldosa o con el de apoyo a la brigada de obras.
En aquel listado se urgía ya el arreglo de la acera más próxima a la avenida del Arlanzón, del mal estado en el que se encontraba el paseo de los Cubos, la calle Alfonso VIII (frente al Monasterio de las Huelgas), la calle Calzadas, la avenida de la Paz o el final de Reyes Católicos. De los problemas junto al parque Buenavista (con aceras levantadas por los árboles), del desgaste del paseo del Empecinado, del aparcamiento que hay en un solar en Islas Baleares (junto al Hospital Universitario) y que Vox exigió acondicionar cuando estaba en la oposición... No eran precisamente rincones escondidos, por los que apenas transitan los burgaleses sino lugares que todos los ciudadanos saben identificar y que están llenos de vida.
Persisten los mismos problemas que hace cinco años había en la plaza María Pacheco, en la Barriada de la Inmaculada, en el barrizal de la Camposa. Parece que ya nadie se acuerda de la plaza Santa María (junto a la Catedral), llena de apaños en un pavimento. En aquel listado figuraba también la calle San Pablo (especialmente el tramo comprendido entre las calles Progreso y Miranda) e incluso se proponía construir cuatro rotondas en el G-3 (dos en Victoria Balfé y otras dos en Condesa Mencía) y alguna en el bulevar. Aunque en este último caso parece que tras la experiencia piloto del año pasado con el giro a la izquierda ha quedado descartado.
También es cierto que ha habido espacios que sí se han arreglado. En algunos casos con intervenciones modestas y sin grandes alardes, como la mejora del parque de la Cruz Roja, y en otros con grandes inversiones como fue la destinada a las Llanas (no se ha planteado continuar por La Flora). Otras veces ha sido decisiva la aportación de los vecinos, como en San José Obrero (un espacio privado de uso público), y algunos trabajos se han hecho junto a la Real y Antigua de Gamonal y en Santa Clara.
De esa veintena de actuaciones de cierta índole que siguen pendientes, especialmente compleja se ve la situación en lugares como la calle Calzadas. El deterioro avanza, es cada vez más visible, pero al tratarse de un espacio privado de uso público, el Ayuntamiento (al menos hasta la fecha) decide no actuar si no es compartiendo los gastos con los vecinos. Son lugares delicados y en los que no es tan sencillo, ya que bajo el firme suele haber forjados de garajes. ¿Es posible implicar a todas las comunidades de vecinos? No parece sencillo.
Es cierto que hay perspectivas de actuar en la avenida del Arlanzón, en Buenavista, en la Barriada de la Inmaculada o en Alfonso VIII, pero siempre toca esperar.DB
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