La preocupación por los daños que ocasionan las pintadas vandálicas en la ciudad de Burgos ha propiciado que la Policía Local dedique patrullas de paisano para prevenir este tipo de comportamientos. Esta es una directriz de los mandos policiales que, desde que se acometió la reestructuración, ha priorizado la presencia en la calle de los agentes tanto de uniforme como de incógnito.
El resultado conseguido en el último año 2023 es que se ha incrementado el número de denuncias, identificaciones de los autores y también han crecido las incautaciones de material para realizar las pintadas. Así lo atestiguan los datos facilitados por Policía Local a este periódico, que indican que de las 32 denuncias que se produjeron en 2022 se ha pasado a 41 en 2023, un 28% más.
En lo que va de año 2024, son siete las interpuestas contra estos vándalos que, en su mayoría son jóvenes de menos de 25 años, y algunos de ellos menores de edad, hasta por debajo de los 14 años.
Los agentes vigilan las zonas aledañas a centros educativos, pero también con motivo de las concentraciones por botellones se suelen encontrar con pintadas y con material diverso como botes de spray o rotuladores permanentes. Además, acuden a los requerimientos ciudadanos que, a través de llamadas al 112, comunican a los servicios de emergencia que están siendo testigos de que se está grafiteando algún muro, parque o bajo comercial, según sean las circunstancias.
En 2022 se produjeron 83 de esas llamadas y en 2023 fueron 77, una cifra algo menor. En los primeros dos meses del año 2024 se contabilizan 10 requerimientos.
El subinspector Pablo Reola explica que la mayoría de las denuncias son de carácter leve, de acuerdo a la ordenanza municipal, con sanciones de hasta 600 euros y es el área de Sanidad del Ayuntamiento de Burgos el que se encarga de la tramitación. Pero en el caso de que la pintada se produzca contra un Bien de Interés Cultural (BIC) la infracción se convierte en muy grave y puede pasar de la vía administrativa a la penal, porque podría catalogarse con delito contra el patrimonio y contra el orden socioeconómico.
Estos últimos casos no son frecuentes, «los vándalos se cuidan mucho» y normalmente los daños más repetidos son en muros de obra. Sin embargo, Reola recuerda un caso relevante de 2019, que se resolvió en 2022 en los juzgados con una sentencia ejemplar de la Audiencia Provincial de Burgos por una pintada en los aledaños de la iglesia de San Esteban, declarada BIC. El fallo judicial vio probado el delito contra el patrimonio porque este grafiti estaba en un área de especial protección por su cercanía a la Catedral y al Camino de Santiago. «Esta sentencia habrá causado un precedente importante», indica.
El artículo 323 del Código Penal ya recoge la posibilidad de un castigo de pena de prisión de seis meses a tres años o multa de 12 a 24 meses cuando se producen daños en bienes de valor histórico, artístico, científico, cultural o monumental o en yacimientos arqueológicos, por poner algún ejemplo.
137 firmas controladas
Cuando se identifica al autor de una pintada, los agentes documentan esa firma o dibujo y la incluyen en el registro de grafitis que se creó hace varios años. «Los grafiteros suelen ser repetitivos en sus creaciones y tenemos 137 firmas controladas en estos momentos, aparte del listado de los identificados», explica. Este registro permite que cuando se producen otras pintadas se buscan parecidos por si se puede achacar a algún responsable. También hay agentes que realizan seguimiento de las redes sociales, porque muchos grafiteros suelen publicar sus pintadas con la idea de alcanzar notoriedad o sumar ‘me gusta’.
El subinspector comenta que hay épocas en las que son más habituales esas repeticiones y otras en las que no, como sucede últimamente. Pero recuerda firmas muy repetitivas como ‘Gonos’, de un chico al que se identificó en la zona de Vadillos y, precisamente, las calles de ese ámbito se comprobó que proliferaban esta ‘marca’. «Es una actividad delictiva que algunas personas se toman como un juego», concreta.
Entre las últimas intervenciones realizadas, desde la Policía Local destacan la que realizó, el pasado 6 de febrero, una patrulla nocturna en la zona del Crucero, en la que se pudo identificar a tres varones y a una mujer, de edades comprendidas entre los 21 y los 26 años, que vandalizaron la pasarela sobre la autovía que lucía desde hace unos meses un mural relacionado con el Cid Campeador. Les fueron intervenidos 18 botes de spray y un rotulador.
«Es una actividad delictiva que algunas personas se toman como un juego».
Cuando los infractores son menores de edad, los agentes siguen un protocolo específico en el que se llama a los padres y se lleva a los identificados en vehículo policial camuflado hasta sus casas, con la idea de no llamar la atención del vecindario. En otros casos se pide a los padres o tutores que acudan a dependencias policiales a recoger a sus hijos.
La Policía Local da parte a los servicios sociales por si hubiera alguna situación de desamparo, aunque lo habitual es que quede como una gamberrada esporádica. Si bien es cierto que también tienen comprobado que hay bastante reincidencias.
EL CORREO DE BURGOS.-
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