La imagen más recurrente del declive demográfico de Burgos era, hasta ahora, los pueblos sin vecinos y sus casas cerradas. Hoy es más realista hablar de casas vacías o casi vacías, en el mundo rural y también en pleno centro de las grandes urbes. Un tercio de los hogares de la provincia está ocupado por una sola persona, mientras que los que acogen a tres, cuatro o más inquilinos, en su mayor parte familias, están en franco declive desde hace años.
La Encuesta Continua de Población publicada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirma una vez más que Burgos se sitúa entre las provincias con un tamaño medio de sus hogares más pequeño. La media nacional, según el citado estudio, está en las 2,5 personas por hogar y se mueve en una horquilla entre los 3,1 individuos que se registra en Melilla, la ocupación más alta, y los 2,1 de Zamora, la más baja.
Burgos alcanza los 2,2 habitantes por hogar, en la franja baja de la estadística, media detrás de la cual se esconde la mayoría de los hogares unipersonales, el 36% de los 157.846 que el INE contabiliza en la provincia. En cifras absolutas son 56.964 viviendas ocupadas por un solo inquilino, que en los últimos cuatro años se han elevado en 4.000 más.
Burgos ya hace hoy buenas las proyecciones estadísticas que aseguran que en los próximos quince años los hogares con una sola persona llegarán a los 7,7 millones en España -un 33,5% del total (2,5 puntos por debajo de Burgos hoy)- lo que supone un crecimiento del 41,9% respecto del actual 2024.
Envejecimiento. Detrás de estos números se esconde el fenómeno del envejecimiento (la mayor parte de las viviendas unipersonales están ocupadas por mujeres mayores de 65 años), de la drástica caída de la natalidad, de la concentración de la población en las grandes capitales, de la soledad y del grave problema de la vivienda ante los drásticos cambios sociales a los que nos enfrentamos.
Hay más solitarios que parejas y aún muchos más que núcleos familiares tradicionales, integrados por dos o más hijos.
Paradójicamente, en una de las provincias más vacías, el modelo de vivienda nueva que más se construye tiene tres dormitorios y 100 metros cuadrados.
Asimismo, la población que más está aumentando en la provincia y la que sostiene el equilibrio precario en el censo demográfico, la emigrante, vive en muchos de los casos hacinada en viviendas más pequeñas que las que ocupan los solitarios autóctonos.
También aumentan, aunque en mucha menor medida, los hogares con dos ocupantes, integrados por parejas, aunque suponen el 28,1% del censo (44.440), 8 puntos menos que los unipersonales.
Los ocupados por 3 y 4 o más personas, es decir, aquellas viviendas que se corresponderían con los modelos de familia tradicionales en occidente, solo representan el 17,8% y el 17.9%, respectivamente, del censo provincial. Apenas 28.200 en ambos casos, registrando un descenso de 632 y 540 hogares en los últimos cuatro años.
DB
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