El problema del mal uso de las tarjetas de movilidad reducida es una realidad, pero desde la Confederación de Asociaciones de Personas con Discapacidad, Cocemfe Burgos, también ponen el acento en la necesidad de que las plazas reservadas se construyan de acuerdo a las distintas necesidades de las personas y de los distintos vehículos, muchas veces construidos a medida.
La técnico de accesibilidad de esta agrupación, Raquel Zubiaga, lamenta que, a pesar de haber hecho distintos requerimientos ante el Ayuntamiento de Burgos, sigue habiendo plazas, que no cumplen con las distancias mínimas para dar seguridad a la entrada y salida de los usuarios de estos coches. Según expresa, los asuntos relacionados con movilidad y accesibilidad universal deberían abordarse desde un mismo ámbito municipal en lugar de estar diseminado entre varios como Servicios Sociales, Urbanismo o Tráfico.No basta con pintar unas rayas y colocar la señal oportuna, sino que es necesario que tengan acceso directo a la acera y que en la parte posterior tengan tres metros, para los casos en los que la salida es posterior o metro y medio en el lateral», indica Zubiaga, que asegura que hay mucha casuística de movilidad reducida y no todas las plazas valen para todos.
EL CORREO DE BURGOS
Comentarios