Ocho jóvenes se asomaban tímidamente al balcón del Teatro Principal para observar a los primeros admiradores y grababan vídeos tratando de captar la emoción del momento. Desde que fueron nombradas en abril, las damas infantiles Lucía González y Esther Pélaez, así como las mayores María Alonso, Marina Ortega, Celia Pérez y Claudia García, esperaban con ansia cruzar el centro de la ciudad escoltadas por unos coches clásicos para llegar a su proclamación. En efecto, los carruajes motorizados aparecieron en la puerta del Salón de Recreo a las ocho y media y las trasladaron hasta la Plaza Mayor. Tras ellas iban las otras dos protagonistas, la reina infantil Sofía Santana y la reina mayor Marina Temiño, que escondiendo los nervios y siguiendo el protocolo, saludaron a los burgaleses desde los automóviles.
En frente del ayuntamiento esperaba el resto de la comitiva: un total de 138 damas y varones escogidos por sus peñas ya habían recibido su ramo de flores. También se escuchaban los gritos de los peñistas de Los Sanjuanes, Santa María la Mayor, Burgos Salsón o Real y Antigua de Gamonal, que habían acudido con pancartas para animar a sus compañeras y lanzaban confetis que ondeaban gracias al viento frío de la tarde. Por otro lado llegaban los comentarios de asombro de los peregrinos, que observaban con interés los trajes regionales inspirados en las amas de cría de la época de Carlos III o el tamaño de los gigantones y gigantillos que custodiaban el escenario.En un periodo de una hora, los concejales y la alcaldesa entregaron las bandas a la corte y las reinas subieron al balcón del ayuntamiento para declamar sus discursos. "El día que escuché mi nombre en el Teatro Principal no me lo podía creer, era un sueño hecho realidad", aseguraba Sofía Santana. Marina Temiño, por su parte, agradeció los consejos de sus predecesoras. "Ser reina no es solo llevar una banda, sino saber acompañar, guiar y compartir", afirmaba. "Burgos ya huele a fiestas, a encuentro, a músicas en las calles, a risas compartidas. Se acerca el momento del año en el que el corazón de la ciudad late más fuerte que nunca", continuaba. "Por eso os invito a que vivamos las fiestas con pasión, con respeto y con ese espíritu burgalés que tanto nos define", concluía. Los Danzantes de Burgos se encargaron de cerrar el evento con una jota, seguidos del baile de los gigantillos y el himno a la ciudad DB
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