A la misma hora y en el mismo lugar. Dos chicas jóvenes se han convertido desde hace semanas en el terror de los adolescentes de Gamonal. A lo largo de este verano se han forjado una fama que no ha tardado en llegar a oídos de la Policía Local. Cuando el sol está a punto de caer, persiguen a chavales que se reúnen en el entorno de Francisco Grandmontagne para pegarles y robarles. Los agentes ya las han identificado.
En el cuerpo municipal comenzaron a denunciarse estos hechos hará ya algunas semanas. Según los denunciantes, principalmente los padres de las víctimas, dos chicas jóvenes se habían acercado a los menores y sin mediar mucha palabra y con una actitud violenta se dedicaban a robarles lo que lleven encima, principalmente dinero. Lo hacen, casi siempre, en el entorno de Francisco Grandmontagne a última hora de la tarde, entre las 8 y las 9.
Al producirse varias denuncias, y generarse entre los menores del barrio cierto revuelo por la presencia de estas dos chicas, la Policía Local decidió incrementar su presencia en la zona con un doble objetivo: prevención e identificación de las sospechosas. Pues bien, hace unos días se consiguió dar con ellas, aunque por lo visto volvieron a las andadas.
Desde la jefatura se ordenó hacer una especie de dispositivo especial de vigilancia (tanto uniformada como de paisano) enFrancisco Grandmontagne para observar cómo actuaban y ver si se las puede imputar algún tipo de infracción.
Esta problemática es muy similar a la que hace unos meses se produjo en la zona sur-oeste de la ciudad -también en el Castillo-, aunque en ese caso era un solo menor quien se dedicaba a generar miedo entre adolescentes tanto en la calle como en los exteriores de los institutos. La Policía Local también llevó a cabo un operativo especial de vigilancia para identificarle, aunque en aquella ocasión llegaron a interceptarle más de una decena de veces.
Su modus operandi era muy similar al de estas dos chicas de Francisco Grandmontagne. Abordaba a los menores y de forma intimidatoria y violenta, que incluso llegaba a la agresión física, robaba móviles, dinero y hasta bicicletas. De hecho, una de sus víctimas llegó a sufrir la sustracción de una bici de montaña especial para descensos valorada en 3.500 euros. La rápida actuación de unos agentes permitió darle caza a pocas calles de allí. Aunque dejó el botín abandonado para darse a la fuga, consiguieron darle el alto y sumar otro epígrafe más a su larga lista delictiva. SB
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