Una de cal y una de arena. Son capaces de dibujar verdaderas coreografías con sus movimientos sincronizados en el cielo al atardecer, cuando regresan a casa, pero a la vez es tal su impacto en el entorno que eligen como alojamiento temporal a su paso por la ciudad que los vecinos de la zona temen su llegada. Y ya están aquí. Los estorninos han vuelto y una vez más descansan por miles en los árboles del parque Buenavista de Gamonal, para disgusto de los residentes, comerciantes y visitantes que aparcan en la zona.
Porque la belleza de las citadas estampas, que componen al vuelo en bandada como mecanismo de cohesión social, tiene precio: el ruido que emiten por las noches en sus masivos dormideros y la cantidad de excrementos que salpican vehículos, bancos y aceras próximos. La coexistencia se complica./5
"Lo único que podemos hacer es minimizar las molestias".
No le falta razón. Sin embargo, no es la única causa. El naturalista y director del Aula de Medio Ambiente de la Fundación Caja de Burgos, Miguel Ángel Pinto, aclara que además de las modificaciones generales que se aprecian sin duda en esta y otras especies fruto de este fenómeno global, existen condicionantes más locales o puntuales, como la lluviosa primavera en toda Europa, que daba lugar a abundante alimento y aceleraba su ciclo de cría, «lo que provoca que hayan comenzado a bajar a zonas templadas con más antelación».

Un coche abarrotado de excrementos de estornino en el Parque Buenavista.
El parque Buenavista vuelve a ser dormidero de esta especie protegida. Aunque suelen llegar en otoño, la lluviosa primavera europea brindó abundante alimento, aceleró su ciclo de cría y adelantó su visita semanas
Una de cal y una de arena. Son capaces de dibujar verdaderas coreografías con sus movimientos sincronizados en el cielo al atardecer, cuando regresan a casa, pero a la vez es tal su impacto en el entorno que eligen como alojamiento temporal a su paso por la ciudad que los vecinos de la zona temen su llegada. Y ya están aquí. Los estorninos han vuelto y una vez más descansan por miles en los árboles del parque Buenavista de Gamonal, para disgusto de los residentes, comerciantes y visitantes que aparcan en la zona.
Porque la belleza de las citadas estampas, que componen al vuelo en bandada como mecanismo de cohesión social, tiene precio: el ruido que emiten por las noches en sus masivos dormideros y la cantidad de excrementos que salpican vehículos, bancos y aceras próximos. La coexistencia se complica.

Los estorninos ya están en Burgos. De nuevo, han elegido el Parque Buenavista como dormidero y sus efectos se hacen notar.
"Lo único que podemos hacer es minimizar las molestias".
No le falta razón. Sin embargo, no es la única causa. El naturalista y director del Aula de Medio Ambiente de la Fundación Caja de Burgos, Miguel Ángel Pinto, aclara que además de las modificaciones generales que se aprecian sin duda en esta y otras especies fruto de este fenómeno global, existen condicionantes más locales o puntuales, como la lluviosa primavera en toda Europa, que daba lugar a abundante alimento y aceleraba su ciclo de cría, «lo que provoca que hayan comenzado a bajar a zonas templadas con más antelación».

Los estorninos ya están en Burgos. De nuevo, han elegido el Parque Buenavista como dormidero y sus efectos se hacen notar.
La zona del centro comercial Camino de la Plata, anterior ubicación.
Un equipo de cuatro operarios para limpiar el rastro de los estorninos.
Con los coches, sin embargo, «no podemos hacer nada», señala el concejal Carlos Niño, preocupado en particular por algunos posiblemente abandonados, dado el estado, que acumulan una cantidad ingente de suciedad y brindan una mala imagen de la zona./5
El dispositivo especial durará al menos dos meses
Pinto, por su parte, coincide con el cálculo: «Es, efectivamente, el tiempo que suele prolongarse el ‘pico’ de estorninos». Mientras tanto, «toca gestionar su presencia de la manera menos traumática posible», opina, en la línea de lo expresado por el edil. «Aunque resulten molestos en entornos urbanos, cumplen un papel ecológico importante» en el control de plagas, apunta, para detallar que la elección de sus dormideros no es casual. Y Buenavista cumple con todos los requisitos./5
Se instalan en las ciudades por temperatura y protección ante depredadores
De las tres especies registradas en Europa, es el estornino pinto el que se instala en Gamonal. «Es el más abundante en el continente. En la península ibérica solo cría de forma estable en la cornisa cantábrica y se desplaza en invierno por distintas regiones. En algunas supone un verdadero quebradero de cabeza», relata el naturalista, que pone como ejemplo Huesca, donde han combatido con intensidad su presencia porque se llegaban a superar los 80.000 ejemplares.
El caso de Burgos resulta anecdótico a su lado, pese al trastorno que genera la reunión diaria de miles de aves en una misma arboleda. Por el día, sin embargo, no hay ni rastro, pues «suelen desplazarse a mucha distancia en busca de comida».
A la Sturnus vulgaris citada, se suma el apellidado unicolor o estornino negro, propio de la zona oeste de la cuenca mediterránea. «Cría específicamente en la península ibérica, en las Baleares y otras islas mediterráneas y Marruecos», señala Pinto, para culminar el listado con el singular Pastor roseus o estornino rosado, de presencia muy esporádica por estos lares, pues suele habitar en el sureste de Europa y Asia. Sin embargo, es una especie «irruptiva», advierte el experto, que en ocasiones, tras buenas temporadas de cría, se desplaza hacia el oeste, para invadir lugares tan alejados como la provincia burgalesa, «como ocurrió en 2021», sin ir más lejos.EL CORREO DE BURGOS
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