Hay generaciones que nunca han utilizado una cabina de teléfono ni saben cómo se utilizaban. Incluso muchos jóvenes y niños de hoy en día jamás se han fijado en ellas ni les ha llamado la atención para recordar donde encontrarlas porque cada vez quedan menos en toda España, y Castilla y León no es una excepción. Durante décadas –la primera cabina se instaló en España en 1928–, fueron esenciales porque se utilizaban continuamente para ponerte en contacto con familiares, amigos o por temas laborales. Por unas monedas podías comunicarte con cualquiera rápidamente antes de que sonara el pitido que anunciaba que el dinero se estaba terminando. Sin embargo, el avance tecnológico, especialmente en la telefonía móvil, convirtió en «obsoleto y gravoso» mantener estos terminales que, en la mayoría de los casos, han sido objeto prácticamente a diario de actos vandálicos. Actualmente, según los datos facilitados a este periódico por Telefónica, quedan 611 cabinas telefónicas en la Comunidad que