Pieza a pieza, el puzle bibliotecario capitalino se va completando. Primero hallaron su sitio las municipales, salvo la del Teatro Principal, que sigue cerrada. Después se puso en marcha la Universitaria y el Bibliobús se lanzó a la carretera. Ayer fueron las ubicadas dentro de los centros cívicos las que encontraron su lugar en este mapa de la nueva normalidad. Su reapertura, como la del resto de dependencias, a medio gas. Solo se permite devolución y préstamo de libros. Pero había ganas. Por lo menos, entre los usuarios de Río Vena. Un goteo constante de lectores pasaron por allí, sobre todo, a dejar sus ejemplares. La mecánica es sencilla. Van, tocan en el cristal (el timbre está inactivo por seguridad), sale el conserje, abre la puerta y el mismo usuario deja el material en un carro en la entrada. Los trabajadores los recogen y los ponen en aislamiento preventivo 14 días. El préstamo se hace previa petición del ejemplar deseado a través del teléfono o del correo electrónico. El f